(Fuentes usadas para la redacción de este texto: Página del Gobierno
de Canarias, página del Ayuntamiento de Arafo y la Wikipedia).
Mi paisano, el tinerfeño Secundino Delgado, nació en Santa
Cruz de Tenerife un 5 de octubre de 1867 en Tenerife (Libra, como no podía ser
de otra manera). Hijo del herrero Secundino Delgado del Castillo y de María
Rodríguez Hernández. No tuvo una vida larga, murió en su ciudad natal a los 45
años, un 4 de mayo de 1912, pero su trayectoria vital fue tan movida y
fructífera que bien merece ser recordada. En 1898, con la guerra de la
Independencia cubana que tanto defendió Secundino desde las letras a través de
su periódico Vacaguaré, adquirió la nacionalidad cubana.
La crisis de la
cochinilla de la década de 1880, provocó que una gran parte de la población
canaria se viera obligada a emigrar hacia América, siendo Cuba y Venezuela los
puntos preferentes de destino. Así, Secundino Delgado, como muchos canarios
entre los que se incluyen nuestros abuelos y bisabuelos, emigró a Cuba en 1885,
a la temprana edad de 18 años.
Recordemos que en
Canarias no llegó el turismo hasta la década de los años 60. Previo a ello,
solamente el Valle de la Orotava y el Puerto de la Cruz contaban con escaso
movimiento turístico en balnearios y sanatorios. Canarias vivía exclusivamente
de la agricultura y de la venta de la cochinilla (colorante natural que fue muy
usado en la industria textil europea) y que mantuvo al pueblo canario alejado
del hambre, hasta que llegó el declive de la cochinilla en pro de otros
colorantes.
Secundino
tenía muchas inquietudes culturales y en poco tiempo se licenció en periodismo
en la ciudad de La Habana. Siempre fue escritor, desde chico escribía cuadernos
cargados de crónicas y reflexiones políticas sobre su pueblo canario, a quien
consideraba explotado y dominado. En Cuba, establece amistad con
independentistas cubanos (recordemos que en esa época Cuba estaba bajo el
dominio español) y muy pronto empieza a abrigar los mismos sentimientos y
pensamientos independentistas hacia su propio pueblo canario. Decide entonces
abrir un diario político en Cuba, llamado Vacaguaré, el grito de guerra guanche
profesado cuando se lanzaban a luchar y no les importaba morir en la guerra por
defender su tierra y gente. También usado minutos antes de suicidarse, pues una
gran mayoría de nuestros ancestros preferían suicidarse antes de verse como
esclavos.
En 1885, Secundino, como
muchos cubanos, emigra a Florida, a la ciudad de Tampa. A mediados del siglo
XIX, Tampa apenas figuraba en los mapas americanos como el pueblo costero junto
a un fuerte militar dominado por el ejército confederado. Fue a partir de 1885,
tras el desembarco de los empresarios tabaqueros que huían de la decadente Cuba española, cuando dicho
lugar comenzó a crecer en habitantes y en importancia comercial: puerto,
ferrocarril, talleres, negocio y necesidad atrajeron a inmigrantes cubanos,
canarios y españoles en general, italianos, alemanes… En poco tiempo, todos
ellos convirtieron aquel pueblito en la capital mundial del tabaco.
Pero pronto empezaron los abusos a los trabajadores de las tabaqueras y Secundino Delgado abre otro diario llamado “El esclavo” denunciando estos abusos. Además, participó activamente en 1895 en la huelga de tabaqueros de Tampa, participando en las comisiones sindicales y siendo considerado uno de los cabecillas del conflicto, razón por la cual será detenido junto a otros activistas.
Posteriormente
se traslada a Cayo Hueso y de ahí regresa a La Habana, donde trabajará como herrero en una empresa de transportes,
continuando también su actividad política desde el diario “Vacaguaré” (razón
por la cual será despedido).
En
1896 regresa a Canarias, residiendo unos meses en Santa Cruz de Tenerife para
luego volver a emigrar, esta vez hacia Caracas, la capital de Venezuela. Será a partir de este
momento cuando Secundino comience a ocuparse de la "cuestión nacional
canaria". La formación política e ideológica de Delgado tiene lugar en el
exterior del archipiélago, y a su regreso a las islas, decide volcar su lucha
hacia la independencia de Canarias, aplicando la idea de “liberación de las
naciones oprimidas”. Esta estancia en las islas será breve, pues ha de
expatriarse de nuevo debido a los movimientos del general Valeriano Weyler para
ordenar su ingreso en prisión.
Ya en Venezuela Secundino
Delgado comienza a establecer contactos con la colonia canaria que allí
residía, con objeto de organizar un movimiento independentista canario y
difundir estas ideas. Funda otro diario que se titulará “El Guanche” (el cual tendrá como lema “sólo por las Canarias y para
los canarios”) y a través de las letras inicia su
particular batalla independentista.
Esta vez las
personas con las que toma contacto proceden de la pequeña burguesía republicana
de La Palma, relacionadas también con la masonería; se trata de José Esteban Guerra Zerpa, que había trabajado en el periódico El Time y fundado el Diario de Avisos (más tarde dejaría la dirección de este
periódico, que evolucionaría hacia el conservadurismo); y otro personaje que se
intuye que pueda ser Francisco Brito Lorenzo. Sin embargo, a pesar de que sus colaboradores no
procedieran de este ambiente, Secundino mantendrá en esta etapa su discurso
obrerista.
El
periódico se publica en un contexto en el que la guerra en Cuba está muy presente, y ello se ve reflejado
en el contenido del mismo, haciéndose continuos llamamientos a los canarios a
no participar en el ejército español (ya desde El Esclavo el propio Secundino
Delgado había hecho llamamientos a los “voluntarios forzados” de toda España a
rebelarse contra su propio ejército y unirse a los revolucionarios obreros que
luchaban por la independencia de Cuba).
El Guanche no tuvo una difusión muy amplia. Sin
embargo, causará una cierta preocupación en Venezuela, y es así como Secundino
Delgado es detenido y encarcelado por las propias autoridades
venezolanas. El Guanche seguirá sin embargo publicando algunos
números más, con la dirección ahora de Guerra Zerpa.
La intervención militar de
Estados Unidos en el conflicto de Cuba, Puerto Rico y Filipinas incidirá en
el cierre definitivo de El Guanche. Esta intervención producirá un
auge del españolismo, que afectará a la propia comunidad canaria de Venezuela.
A esto hay que añadir los temores de los propios redactores de El Guanche y del
entorno del nacionalismo canario a que los norteamericanos invadieran
Canarias. Si bien, siguen atacando a España por su actitud en las Antillas y en Canarias (acusando a Madrid de ser
culpables del conflicto), debido a la coyuntura deciden suspender la
publicación del periódico hasta que el conflicto quedara resuelto.
Secundino Delgado es expulsado de Venezuela en 1898 y regresa a
Canarias.
Si bien, como ya señalamos anteriormente, desde la segunda mitad
del siglo XIX comenzaron a aparecer organizaciones obreras en
territorio canario, pero será a partir de 1900 cuando se produzca el despegue
del movimiento obrero en las islas. En estos momentos se estaban introduciendo
los nuevos monocultivos del plátano o el tomate,
y a la vez comienza a aparecer una tendencia a la proletarización agraria y un crecimiento
del proletariado urbano. También tendrán una gran importancia las actividades
portuarias en Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria, las dos
principales ciudades del archipiélago.
El periodista y tipógrafo José Cabrera Díaz promoverá la creación de
asociaciones obreras,9
y la asociación de todos los gremios de trabajadores. Comienza así una
incipiente conciencia de clase y la idea de unir a todos los trabajadores
varones (si bien comienzan a aparecer tímidamente algunas reivindicaciones
tendentes a la igualdad entre sexos, cercanas al feminismo).
Se forma así la Asociación
Obrera de Canarias, y su órgano de expresión, el periódico El
Obrero. José Cabrera Díaz será el presidente de dicha asociación, en la que
también participará Secundino Delgado.
Su
pensamiento político fue evolucionando desde el independentismo hasta el
federalismo, se hizo amigo del federalista Francisco Pi y Margall, que llegó a ser presidente durante la Primera República Española y en este punto su pensamiento político se suavizó. No obstante, siempre será recordado por
su labor política con el independentismo.
De la web del Ayuntamiento de Arafo,
leemos:
(https://www.arafo.es/patrimonio-cultural.html)
Casona de la Esquina de los Carros o
Casona de Secundino Delgado
<< En esta casa habitó por
algún tiempo Secundino Delgado (1871-1912), periodista, escritor, alentador y
valedor del independentismo y del hecho diferencial canario; ideas estas que
suscribió desde la dirección de periódicos tales como Vacaguaré o El Guanche,
así en las islas como en el continente americano.
La primera parte de la autobiografía
de Secundino Delgado –hasta su detención y traslado a Madrid- transcurre en
Arafo, y comienza con una descripción de la campiña que avista desde el balcón
de su casa.
Esta casona de la Calle de la
Libertad, ubicada en el lugar conocido por la Esquina de los Carros, es un
ejemplo de la arquitectura rural canaria absorbida por el entramado urbano de
Arafo y rodeada de viviendas posteriores. Arquitectónicamente esta casa, consta
de doble planta con teja árabe a cuatro aguas y balcón -que ocupa gran parte
del testero de la casa en su parte alta- pudiéndose adscribir a una tipología
de vivienda rural de superior categoría a las de planta única.
La casa, posee un elemento
arquitectónico que la singulariza con respecto al entorno urbano; la escalera
exterior con acceso directo a la segunda planta, vale decir, al balcón de la
fachada principal; este elemento es característico de las casas rurales construidas
en terrenos de pronunciada pendiente; en la mayoría de las casas se decantaban por
una escalera trasera, o por un lateral.
La Esquina de los Carros o Plazuela
del Llano-lugar de emplazamiento de la casa-era tenida por el centro vial de la
localidad; desde allí partían los carros, hasta la plaza; en ambas direcciones
y en el mismo sentido longitudinal que dibujaba el camino, surgieron las
tiendas y comercios más importantes de la localidad. La alineación
perpendicular de la casa con respecto a la calle concede a la fachada una
posición predominante sobre la placeta y la configura como un hito urbano de
primer orden.
En 1999 comenzó el expediente para
su restauración y declaración como BIC.
Mediante Decreto 158/2006 de 31 de
octubre, es declarada Bien de Interés Cultural, con categoría de Sitio
Histórico, delimitando su entorno.
En un futuro albergará la biblioteca
municipal con el fondo bibliográfico de Arístides Ferrer, insigne hijo de la
Villa, así como el museo dedicado a la música.
En este mismo lugar se encuentran
los chorros del agua: como punto de abastecimiento doméstico para los
habitantes del municipio, puesta en funcionamiento en enero de 1929 junto a la
de La Plazoleta de San Juan Degollado, la Calle Conde Belazcoaín, esquina calle
San Juan, que se surtían con la galería de los Huecos >>.
MI PATRIA
(Secundino Delgado)
Si el sol que primero vi
fue el de mi Patria Nivaria,
¿Qué quiere España de mí?
¿Yo olvidar donde nací,
por la madrastra arbitraria?
¿Quién, que en las Afortunadas,
por su fortuna naciera,
viéndolas pobres, diezmadas,
de otro pueblo esclavizadas,
su libertad no quisiera?
Yo, que a mi Patria venero,
yo que venero su historia
desde los cantos de Homero,
¡antes que a España, prefiero
de mis Guanches la memoria!
Cuando mis montes paseo
y sus campiñas contemplo,
me parece que los veo
y se aumenta en mí el deseo
de imitar su digno ejemplo.
¡Noble raza! Sí caíste
ante tus conquistadores,
ante la historia subiste;
que hasta en la muerte supiste
despreciar los invasores.
¡Ay mi Guanche! Yo te admiro
cual fanático a su Dios;
cual tú, yo también suspiro
por aquel suelo querido
que inmortalizó tu adiós.
La injusticia se cebó
contra tu altiva inocencia
y ni el crimen reprobó.
¡Horda odiosa y sin conciencia
que la Patria nos robó!
¡Dichoso tú! Con la muerte
por no soportar vil yugo,
fin deparaste a tu suerte.
Sucumbiste ante el más fuerte
sin pactar con tu verdugo.
Siendo tu hermano, poseo
tu misma sangre en las venas,
triste cual tú, esclava veo
mi Patria, y tarde preveo
desaparecer sus cadenas.
Y siendo tú, Patria mía,
de aquellos bravos la madre,
¿Son tus hijos los del día?
siendo esclava todavía,
¿No hay quién tu yugo taladre?
¿Es que la sangre de aquellos
en la de éstos se extinguió
y el amor a ti con ellos?
¿no vendrán nuevos destellos?
¿la dignidad se perdió?
Ten esperanza en la vida
mientras lloras tu orfandad
entre cadenas sumida.
¡Ten valor madre querida,
que el progreso es libertad!
Y si hasta hoy no miraron
tus hijos tu humillación,
y ¡madre! A otra llamaron,
no es que de ti se olvidaron:
¡fue la infame coacción!
¿Es mi mente que me engaña,
o es del progreso el ensanche?
Yo siento la misma saña
contra la invasora España
que abrigó en su pecho el Guanche.
*[Publicado en periódico ‘El Guanche’, Venezuela. núm. 3, 24 de diciembre de
1897]
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