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viernes, 15 de septiembre de 2023

A la que me descuido un poco...

 Vuelvo al normopeso adquirido en 2020 durante la pandemia: 120 kilos. 

Sí, esa terrible cifra de tres dígitos está marcando la balanza de mi baño cuando me subo. Admito que hacía meses que no lo hacía. Sumergida ya en la abulia y habiendo dimitido ya de mi obligación de controlar lo que como, bebo y hago (más bien no hago, pues hace mucho tiempo también que no hago ejercicio). 

¡Estoy de vacaciones! Y no pienso amargarme con estos pensamientos. No obstante, tengo claro que el lunes 25 de septiembre tendré que despertarme muy temprano, meterme en un chándal, calzarme mis tenis, coger mis palos de marcha nórdica y caminar durante 45 minutos desde las 06:10 hasta las 06:55. A las siete llegaré a casa, me haré un café y una picada de fruta varia rociada con cereales integrales, desayunaré, me ducharé y me pondré guapa para ir a trabajar. Aquí, en el tramo horario, será lo más fácil hacer el ayuno (desde las 07:15 hasta las 16:15 no comer nada, son 9 horas de ayuno en su primer round). Luego, al salir del trabajo puedo comer dos huevos duros y alternar un día con atún y tomate, otro día con zanahorias y guisantes, otro día con ensalada y así. Pero siempre dos huevos duros (proteínas) acompañado de alimentos dietéticos y poniendo en el plato 3/4 de verduras o vegetales (tomates, zanahorias, canónigos, espinacas,..., lo que sea). Seguidamente, me pondré en mi escritorio a desempeñar mi segundo trabajo (desde las cinco hasta aproximadamente las ocho), aquí pararé para tomarme una infusión relajante que calme mi ansiedad. Pasearé a mi perro y ya haré higiene mental y dinámica de relajación (cero pantallas, cero móvil, ....) para conciliar el sueño y dormir no antes de las once de la noche, para poder despertarme a las seis al día siguiente. 

Podría combinar con nadar en piscina, tengo que hablar con unos apartamentos que dan day pass a su piscina a ver si me hacen un precio especial comprando un bono para poder ir viernes, sábados y domingos a echar unos largos. Me vendrá muy bien nadar y el agua fría. Y así, poco a poco, debo volver a pesar aunque sea 90 kilos. 

 ¿Saben por qué? Más que nada porque he sucumbido a la presión social. A las miradas de la gente en los ascensores, en los aviones, en los transportes públicos (metro, tranvía....). ¡Es horrible no tener sitio para ti! Sentir que eres más grande que la media de personas, ocupar el doble de espacio del normal. Es como si te condenaran por ocupar más espacio en el mundo.

 No me siento bien pesando tanto, esto está claro. Aunque, sinceramente, cuando me veo en el espejo (será por ese mecanismo de supervivencia que tan activado tiene mi cerebro) no me veo tan fea como cuando me saco fotos (a cuerpo entero no me gusta verme en las fotos). De cara sí me gusto. De hecho, hasta creo que me sienta bien tener la cara tan redonda. Cuando adelgazo mis pómulos (herencia bereber) se marcan mucho y mi nariz (rota y desviada por una lesión antigua) no se ve tan recta como la tengo ahora en que la carnita que hace relleno me la perfila y no se ve tan torcida. 

A decir verdad, si no fuera por la presión social, yo me sentiría como Tess Munster. ¿No saben quién es? Copio y pego de WikiPedia: << Ryann Maegen Holliday, también conocida como Tess Holliday o Tess Munster, es una modelo estadounidense que reside en Los Ángeles. En 2013 fue nombrada por la revista Vogue Italia como una de las seis modelos de tallas grandes más importantes del mundo >>. 










  

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