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domingo, 3 de septiembre de 2023

Huerto de autosuficiencia, el bucólico sueño en efervescencia

 Siempre me lo decían mis abuelos maternos: << No pierdan de vista el campo. Que ustedes tienen terrenos y podrían vivir de huertos de autosuficiencia si los trabajan bien. En el futuro pueden venir hambrunas y no saben la suerte que tienen poseyendo terrenos que cultivar >>. 

No obstante, nos ha sido imposible. Hemos dedicado nuestros estudios y vida a vivir de trabajos de oficina, alejados del campo. 

Anoche vi una película italiana buenísima que me hizo reconectar con el espíritu del campo, con la idiosincrasia de mis abuelos y con la sabiduría, tan conectada a la Naturaleza, de la gente del campo. 

Les dejo link por aquí:

https://www.filmin.es/pelicula/las-ocho-montanas?origin=searcher&origin-query=primary

Y el trailer extraído de YouTube



Ahora mismo en Canarias el kilo de papas está por los 5 euros el kilo, el aceite de oliva a casi 10 euros el litro, seis huevos de gallina a 2,20 euros, el aguacate ya ni lo miramos (lo vemos como un manjar para Navidades) pues se sitúa entre los 13 y los 16 euros el kilo. 

Les dejo por aquí links a estas noticias sobre la barbaridad de los precios en alimentos básicos:


https://diariodeavisos.elespanol.com/2023/09/ensaladilla-tortilla-restaurantes-canarios/


https://diariodeavisos.elespanol.com/2023/08/el-precio-de-los-aguacates-en-canarias-se-dispara-esto-es-lo-que-cuesta-el-kilo-a-dia-de-hoy/


La hambruna que arrasó en Canarias en los años 50 empezó así. Salvo que en aquella época no contábamos en Canarias con el Turismo, nuestro principal abastecimiento económico. Y nuestros abuelos tuvieron que emigrar, "hacer Las Américas", a Cuba y Venezuela en busca de dinero que enviar a sus familias para que pudieran sobrevivir. 

Y este triste acontecimiento, de la subida de los precios en alimentos básicos en la cesta de la compra, fue el causante de esta carta a EL PAÍS que envié hace unos días y que aquí les dejo:

  Lirios, rosas rojas y papas a cinco euros el kilo

En una sociedad polarizada entre los lirios y las rosas rojas. En la que siempre han gustado los extremos y los debates acontecen con beligerancia y tonos de voz alejados de poder crear un clima apto para el consenso.

En esta sociedad, vivimos madres solteras supervivientes de la violencia machista y tenemos que comprar un mísero kilo de papas a casi cinco euros el kilo, una botella de aceite de oliva a casi diez euros el litro y ya ni miremos el precio de la carne, el pescado, la fruta…

Si vivimos en una sociedad en la que trabajar no te garantiza un techo ni poder llenar tu cesta de la compra con productos básicos… ¿Cuál es la salida a este vacío existencial que nos provocan nuestras nóminas, con las que no llegamos ni a mitad de mes?

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Lo malo de las cartas al director en la sección de El País, es que no puedes pasarte de las 100 palabras. En esta ocasión son 148. Tuve que recortar muchas frases que daban aún más fuerza al texto, pero bueno... 

En los Alpes italianos, nuestros amigos del film arriba expuesto, Pietro y Bruno, se fabrican una casa sobre las ruinas de otra casa heredada por el padre de Pietro. Acaban construyendo una magnífica casa de piedra con chimenea y todo lo necesario para vivir y sobrevivir a los duros inviernos de los Alpes italianos. Una casa, sin embargo, sin electricidad suficiente como para tener un televisor. ¿Se imaginan vivir sin internet, ni ordenadores, ni teléfono ni pantallas? Pues así decidió vivir Bruno, uno de los dos protagonistas. No les voy a hacer spoiler de la película, tienen que verla porque es una joya del cine europeo. Invita muchísimo a la reflexión, sobre todo para las personas que, como mis padres, mis hermanos y yo, tuvimos unos ancestros que vivían exclusivamente de su trabajo en el campo. Sin patronos ni jefes. La Naturaleza era los únicos patronos que tenían. Gente que por la noche se iba a dormir con el corazón pleno y feliz de saberse autosuficientes. Y nunca les faltó nada. E incluso pudieron tener casas en propiedad pues los bancos les daban crédito para construirlas, lo único que tenían que hacer era pagar escrupulosamente su letra mensual. Hoy en día ni teniendo trabajo fijo te conceden una hipoteca para comprarte una casa y para alquilar otra te piden dos meses de alquiler, uno de fianza y los precios sobrepasan los 600 euros (los más baratos) más gastos de agua y luz aparte. Una persona sola con un salario mileurista ¿qué tiene que hacer, irse a vivir debajo de un puente? ¡En Canarias no hay puentes!

Es desolador. Trabajar 40 horas semanales (y más cuando accedes a hacer otros trabajos para poder tener un extra) y no poder tener un techo propio bajo el que vivir ni poder satisfacer tus gastos básicos de alimentación. Porque si pagas un alquiler (con los precios como están), ¿cuánto te queda para la compra de alimentos y la gasolina? 


Ya me da igual ser de izquierdas o de derechas, soy y seré de quien arregle esta situación insufrible para l@s canari@s. 








 





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