Para muchas personas, entre quienes me incluyo, el año empieza en septiembre y no en enero. Esto es así porque es el mes de los inicios académicos, políticos, ... El inicio de las nuevas singladuras acontecen en este noveno mes del año.
Yo, ya lo saben, seré la eterna estudiante de algo. Si bien mi objetivo en este tiempo es el B2 de francés, siempre tengo algo en proyecto. Lo sé, ¿por qué no acabé entonces la carrera de Derecho? Pues debe ser, simplemente, porque no quiero. Porque no le encuentro sabor ni disfrute a estudiar esta carrera en solitario y si alguna vez vuelvo a la universidad, ya he decidido que será en la universidad presencial. Por tanto, lo dejo para cuando me jubile. O tal vez no, no sé ... No está en mis planes de momento acabar una carrera universitaria. Si bien, ya comenté una vez que lo que yo tenía que haber estudiado era antropología sociocultural y si retomo la Universidad alguna vez será para empezar esta carrera desde cero. Mi logro de 2024 será acabar mi sexta novela. Y a ésta quiero darle más proyección fuera de las islas, por lo que me costará el doble de trabajo y de esfuerzo hasta que los lectores la tengan en sus manos. Y como hay cosas para las que no se mira el tiempo, lo mejor es disfrutar de todos los procesos sin meterme prisas. Que la mayoría de veces yo soy mi peor enemiga, con toda la presión que me meto encima yo solita. ¿Por qué estoy haciendo el esfuerzo de escribir para publicar? Porque, obviamente, con lo que pagan las editoriales a escritores independientes (solamente el 10% del precio de venta de cada libro) ni merece la pena todo el trabajo que conlleva. No es una razón exclusivamente económica la que me mueve. Que ésta importa, sí, pero no es lo único que me motiva. Está claro que sería lo ideal poder vivir de lo que te gusta. Que pudiera tener un salario mensual siendo escritora y haciendo lo que mejor sabes hacer sería maravilloso. No obstante, lo que realmente me motiva es el legado que le puedo dejar a mi hijo con cada una de mis novelas. Es mi modo de ser eterna en la tierra, para él y para quienes me quieren. Durante este mes de septiembre, iniciaré el planning estricto de trabajo diario con el manuscrito de la sexta novela a publicar. También tendré quince días de vacaciones, relativos a mi segundo tramo de vacaciones anuales en mi trabajo de administrativa. Y una semana de ellas será decisiva en mi objetivo del francés B2. Mi hijo y sus planes también interceden directamente en los míos. No obstante, él no quiere contar nada de su vida y yo lo respeto. Él tiene todo mi apoyo para lograr alcanzar su objetivo. ¡Y vamos a él de manera conjunta! El final de este mes dará lugar a una nueva etapa en la vida de mi hijo y en la mía, pues entra en la edad adulta con todo lo que ello conlleva. Si bien, a partir de ese momento él será responsable de su vida, siempre me tendrá a su lado para alentarle y encaminarle por el buen camino.
Ahora me encuentro en un momento bonito de mi vida. Mi hijo ya es casi adulto y puede cuidar de sí mismo. Y es ahora precisamente cuando debo centrarme en cuidarme yo. Toda madre soltera será consciente del esfuerzo que conlleva cuidar de los hijos en solitario. Máxime cuando no eres madre soltera por elección, sino por imposición de la vida por superviviencia de la violencia machista. Cuando eres madre soltera, tú te pones en un segundo y hasta tercer plano para colocar a tus hijos en un primerísimo plano. No obstante, ya tengo 44 años, en nada entraré en la mediana edad y debo cuidarme y priorizarme en muchos momentos (tiempo para hacer deporte, para estudiar o escribir,...) . En muchas ocasiones, anulé mi Nayra mujer por dar prioridad a la Nayra madre. Ahora deben reconciliarse estas dos facetas de mi vida en una sola. Como toca en las figuras maternales del S.XXI. Porque si tú no te cuidas, jamás podrás cuidar de otras personas.
¡Vamos a hacer un septiembre bonito, con la ayuda de Dios!
Disfruten mucho de los últimos días del verano y que septiembre sea amable con todos/as. Besos y abrazos.
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