¡Noticia bomba! de Evelyn Waugh. Spoiler alert!!
Evelyn Waugh, emblema del humor británico más afilado, publicó ¡Noticia bomba! (Scoop, 1938) como un dardo envenenado —y divertidísimo— contra el periodismo sensacionalista. En esta novela, la sátira se sirve fría, con un festín de ironía sobre la industria de las noticias y sus protagonistas, a menudo más preocupados por inventar historias que por contar la verdad.
El protagonista, William Boot, es el antihéroe por excelencia. Tímido, patoso y amante de la vida tranquila en su casa de campo, su experiencia periodística se limita a escribir columnas sobre setos, comadrejas y estaciones lluviosas. Por un grotesco error burocrático, acaba convertido en corresponsal de guerra en Ishmaelia, un país ficticio africano al borde (o no tanto) de un conflicto civil.
Boot encarna la inocencia enfrentada al cinismo. Su mirada ingenua choca frontalmente con la de sus colegas: periodistas vanidosos, cínicos y más interesados en crear titulares escandalosos que en informar. Entre ellos destaca Mr. Salter, el desesperado secretario del magnate de prensa Lord Copper, atrapado siempre entre no contrariar al jefe y no parecer un completo imbécil. Lord Copper, por su parte, representa la figura del magnate de la comunicación que distorsiona la realidad desde la comodidad de su despacho, con frases lapidarias como "Up to a point, Lord Copper" cuando sus súbditos no se atreven a decirle que está equivocado.
El contraste entre Boot y el resto del elenco acentúa la sátira: mientras los otros corresponsales falsean despachos y se pelean por titulares sensacionalistas, Boot —sin buscarlo— se tropieza con la exclusiva real: la guerra ha terminado antes de empezar. Ishmaelia firma una paz inesperada mientras sus supuestos conflictos se desinflan como un globo pinchado. Solo él logra enviar esta noticia al mundo, mientras los demás siguen informando sobre batallas ficticias.
Sin embargo, la ironía se consuma cuando su logro pasa desapercibido en Inglaterra. Al regresar, su hazaña es atribuida por error a otro periodista y Boot es devuelto sin pena ni gloria a su vieja columna sobre el campo. En el universo de Waugh, ser competente o decir la verdad no garantiza el reconocimiento.
El estilo de Waugh es preciso, elegante y cargado de un humor seco e inteligente. Su prosa combina descripciones sobrias con diálogos brillantes que retratan la hipocresía y el absurdo de la sociedad de su época. Cada personaje, a menudo caricaturesco, cumple un papel en esta orquesta de la desinformación. La exageración no resta verosimilitud, sino que refuerza la crítica. Waugh maneja con maestría el ritmo narrativo, alternando escenas delirantes con momentos de sutil reflexión. En ¡Noticia bomba!, el lenguaje se convierte en un espejo deformante que refleja, con gracia perversa, las miserias del periodismo.
En resumen, ¡Noticia bomba! es mucho más que una comedia de enredos. Es una sátira imperecedera sobre la frivolidad de los medios, la manipulación de la información y la eterna lucha entre el mérito y la visibilidad. En tiempos de fake news, su vigencia es escalofriantemente actual.
Valoración que le doy: 9,75/10.
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