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miércoles, 1 de enero de 2025

Lo que das, no siempre regresa. Busca la equidad contigo mismo/a.

 

Lo que das, no siempre regresa. Busca la equidad contigo mismo/a.

 

Y lo que es peor, cuando lo hace no siempre lo hace de la forma que esperabas. Muchas personas aceptan lo que les das y nunca devuelven nada. No pienses que el universo te devolverá el gesto, puede que jamás haya retribución significativa ni reciprocidad. El karma está idealizado.

Cambia tu enfoque, actúa porque lo eliges, porque te nace. No porque esperes algo de vuelta. ¡Sé estoico/a!

Enfócate en el valor intrínseco de tus acciones, porque sientes satisfacción ayudando, no esperando que te devuelvan lo que das. Los/las estoicos/as no dependen de los demás para tener paz interior.

 

Epícteto decía: La vida no debe medirse por lo que recibimos, sino por lo que somos capaces de dar sin esperar nada a cambio.

 

Cuando la generosidad, que puede ser un vicio, te implique perder, te estará dañando. Cuando eres generoso/a sin medida, dando y dando hasta vaciarte, debes saber que la vida no es un sistema perfecto de intercambio de favores. Por mucho que des no siempre recibirás algo a cambio, y no hablamos solo de regalos, dinero y aspectos materiales sino de tu energía, tu tiempo, tu espacio personal. Y los demás rara vez lo valorarán. En tu afán por ser quien esté siempre para los demás, terminarás olvidándote de ti mismo/a. ¡No lo hagas! No lleves todo al extremo, no des sin equilibrio. Si no hay reciprocidad, no sigas dando. Debes ser justo/a contigo mismo/a primero para luego serlo con los demás. Si te reconoces en este patrón, ¡cámbialo, busca el equilibrio estoico en todo! Busca tu paz interior, es tu premisa de vida como estoico/a. Si te vacías por completo. ¿Quién te llenará? Pon límites, da con inteligencia. Si la otra persona no te es recíproca, no des nada más. Cuida de ti mismo/a. Si te has olvidado de ti, es hora de recordarte que la única persona responsable de ti eres tú mismo/a. Si alguien toma de ti más de lo que puedes o debes ofrecer, porque no te responden equitativamente (retribución o valores que te aportan), pues es hora de cerrar el grifo de tu magnanimidad y generosidad con quienes no son equitativos/as contigo. No te conviertas en el/la eterno/a proveedor/a que no recibe nada a cambio.

 

La verdadera generosidad comienza cuando das lo que tienes sin perder y, sobre todo, sin perder lo que eres.

No siempre si eres bueno con los demás, los demás lo serán contigo. No todo el mundo juega limpio ni tienen tu mismo sentido de justicia o ética. La reciprocidad muchas veces es una ilusión. Los estoicos ya lo sabían, ellos nos invitaban a aceptar las cosas tal cual son, sin maquillarlas.







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