Práctica 1. Escritura automática. Unidad 2. PRIMAVERA. La senda del haiku

 

Práctica 1. Escritura automática. Unidad 2. PRIMAVERA.

La senda del haiku

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La primera práctica del capítulo consiste en 10 minutos de escritura automática. En la introducción ya comentamos en qué consistía el ejercicio. Si te ayuda a escribir escuchar algo de música, no te cortes. Adelante.
¿Todo listo? Dedica 2 minutos a cada palabra y no pares de escribir hasta que termine el tiempo.

Las palabras son: AMANECER - LLUVIA - PÁJAROS - CAFETERÍA - FLORES.

Utilízalas para crear un texto.
Cuando lo tengas, si quieres compartirlo, súbelo a la tarea.

 

 

AMANECER

Aún con la realidad desdibujada por mis sueños, me desperezo y, café en mano, acudo al encuentro del amanecer en la terraza de mi jardín.
El sol, todopoderoso, se abre paso entre las nubes, regalando un abanico de naranjas, amarillos y rosas en la bóveda celestial.
Mi taza de café humectante invade mi sentido olfativo. Aspiro profundamente su humo, su aroma, su calidez que se abraza a mis manos, sujetando la taza. Cierro los ojos para sentir este placer aún más profundamente.
Al abrirlos, el espectáculo del cielo se ha triplicado en belleza, y yo, diminuta espectadora, solo puedo sucumbir ante la magia de este mundo maravilloso del que formo parte.

LLUVIA
Las primeras gotas se tropiezan torpes con el cristal de la ventana de mi salón. Se dejan caer, derrotadas, por él, hasta llegar al alfeizar, donde se desvanecen en una nada etérea.
Toc, toc, toc… una tras otra, hasta que, de repente, la coreografía de millones de gotas de agua entregándose sin medida a la colisión contra mi ventana, forma una sinfonía deliciosa: precipitación de la plúmbea realidad de sus cielos que dará paso al petricor que abraza mi alma.

PÁJAROS
Su música me recuerda que estoy en paz. Si ellos cantan, no hay peligro cerca. Mi mente se calma instantáneamente al escucharlos.
Un jolgorio armónico que corona el sosiego más profundo. De vez en cuando, se escucha el crujido de alguna rama, saltan de una a otra, felices y confiados. Porque, por más que éstas se rompan, ellos tienen alas.

CAFETERÍA
El bullicio de la gente al hablar, conversaciones que se superponen unas a otras: no estoy sola.
Me alivia mi alma herida escuchar el sonido ambiente de las cafeterías. Humanos contándose historias, lo que más me apasiona hacer a mí, pero con pluma. Y escucho, impertérrita.
El aroma a café lo embriaga todo, mezclándose con el cacao, la espuma de la leche y las galletas recién horneadas que la cocinera acaba de sacar del horno. Un lugar seguro. Una cuna para el alma.

FLORES
Simplemente existen. Dios las provee de sol y agua, y ellas, en su infinito agradecimiento, entregan mil colores y aromas al universo.
Amarillo girasol, naranja hibisco, rojo rosa pasión, con aroma a dama de la noche que, elegante, dispersa su fragancia inolvidable por cada rincón de la noche.
Afortunados somos de sentirlas, en sus aromas, colores y presencia.

Ana Naira Gorrín Navarro.

13/01/2025.