Para Abel Nayar, mi hijo.
Te sostuve entre volantes y lunares,
con la inocencia prendida en tu mirada
y las manos pequeñas sujetando un sueño.
Hoy, casi veinte años después,
la vida te ha hecho grande,
tan alto como un drago centenario,
tan fuerte como la brisa que intenta doblar las palmeras.
Eres educado, bueno,
con un carácter que no se doblega,
noble como las raíces que te dieron sombra
y firme como la roca que me sostuvo para criarte.
Hijo mío, verte crecer
ha sido el viaje más hermoso de mi vida.
Me enorgullece cada paso tuyo,
cada palabra, cada gesto.
En ti se mezclan la ternura del niño
y la fuerza del hombre que ya eres.
Y aunque el mundo te vea gigante,
para mí siempre serás
aquel niño dulce
al que le encantaba ver
'El Oso de la Casa Azul' en la tele.
11/08/2025.
Tu madre, Ana Naira (Nayra) Gorrín Navarro.
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