Parece que fue ayer, pero ya pasaron tres años. Justamente esa edad tenías mi bebecito cuando te agarrabas fuerte a mí con tanto miedo a tu primer día de Cole, en ese abrazo tan tuyo apoyando tu cabecita en mi hombro y enredando tus manitas (¡tan grandes y gorditas!) en mi cuello. Con ese miedo característico de la primera vez que se pisa el Colegio, aunque fuera para la etapa de Infantil, el hecho de tener que pasar de la Guardería al Colegio era todo un reto para nosotros, no sólo tú tenías miedo Nayar. Yo también temía dejar a mi bebé tantas horas junto a tantos/as niños/as, en un lugar nuevo para ti y con profesores y cuidadores nuevos para ti. Aún recuerdo tus lágrimas en las primeras semanas, y ese grito desgarrador que tanto me hizo llorar: ¡Mamá no te vayas! Con tu incipiente vocecita. ¡Qué mal me sentía conmigo misma! Era como un sentimiento de culpabilidad por obligarte a empezar a ir al Cole, ¡te veía tan chiquito! En mi generación comenzábamos el Colegio con 6 años, tú empezaste con 3, como todos los bebés de tu generación. Tu paso por la guardería fue efímero, prácticamente cuando te estabas empezando a acostumbrar a la Guardería las leyes de educación española te obligaron a dejarla para pasar al Colegio. Y tú mi bebé, con tus pasitos de bebé pasada las primeras semanas te adentrabas en el cole a toda prisa, presto a encontrarte con tus compañeros/as. Nos costó adaptarnos, aunque seguramente a mí más que a ti. ¡No sabes cuántas lágrimas mías quedaban a tus espaldas cuando te dabas la vuelta y entrabas en tu aula! El primer año tuviste tres maestras distintas, y fue un caos. Los dos últimos años de infantil tuvimos la gran fortuna de encontrar a doña Ana Isabel Arencibia Álamo,¡qué gran maestra! Con ella me sentía tranquila de dejarte en el Colegio, sabiéndote tan bien cuidado. Tierna, disciplinada, amorosa con sus niños/as,...., ¡y ya sabes leer y escribir, sumar y restar! ¡Qué avanzados entran a Primero de Primaria!
El tiempo pasa muy rápido. Me pongo a mirar tus fotos de recién nacido, aún puedo sentir ese olor de tu cabecita y piel de recién nacido. ¡Mi niño! ¡Mi niño lindo! (éstas fueron las palabras que dije exactamente cuando te di a luz y te cogí en brazos y vi tu carita linda por primera vez, ¡con esos ojazos morenos rasgados tan bellos que Dios te dio!). Que Dios te bendiga y proteja siempre hijo mío, a mí ya me ha bendecido al darme el privilegio de ser tu Madre y de destinarme tu cuidado y educación.
Ya se acaban las clases y comienzan las vacaciones estivales del Colegio, se acaba la etapa de Infancia y nos adentramos, juntos y de la mano, si Dios quiere y gracias a Dios, en la etapa de Primaria. ¡Tanto que tienes que aprender! Yo estaré a tu lado,si Dios quiere, y también aprenderé mucho de ti mi bello hijo. Espero NUNCA dejar de ser consciente de que a mí también me queda muchísimo que aprender en esta vida. Como la humildad intelectual que proclamara Sócrates el Erudito: SÓLO SÉ QUE NO SÉ NADA. Desde este ángulo de la vida quiero estar siempre y me gustaría que tú estuvieras también siempre pues sólo así nunca dejarás de aprender. Y mantendrás tu vista y mente pura ante la vida, como la de un niño.
No es que me guste mucho el verano, por el calor tan tremendo que incentiva mis jaquecas (mal de familia), siempre me ha gustado más el frío y la lluvia (jeje, qué irónico viviendo donde vivimos, ¿no?). Pero desde que soy Madre los veranos tienen otro sentido, son tu descanso escolar y en estos 91 días tengo que asegurarte lindas tardes de verano, llenas de risas, playa,helados, musicales infantiles, circos y espectáculos infantiles,... Aunque también tiene que haber tiempo para la disciplina, así cada día tendrás que hacer algo de tarea que te ponga (dictados, sumas, restas, copias,...)y tienes que asistir a tus clases de natación tres veces por semana. Hay un tiempo para todo y para todo hay tiempo.
TE QUIERO HASTA EL INFINITO Y MÁS ALLÁ HIJO MÍO.
Jueves, 23 de junio de 2011.
