En los albores de los cuarenta me
he dado cuenta, no sólo por análisis de mi propia persona en ejercicio atroz de
introspección sino en la personalidad de otros/as a quienes observo mucho, que
los rasgos de carácter de los seres se acentúan con el paso del tiempo. ¿No lo
creen así ustedes?
Así, si una persona es gruñona,
lejos de suavizarse con el paso del tiempo se convertirá en un/una gruñón/a
elevado a su máxima potencia. Si una persona es dulce también incrementará su
dulzura con el paso de los años, a no ser que la vida lo agríe sobremanera. Si
es apasionada, radical e impulsiva, lo será más y más también con el paso del
tiempo. No menguan los rasgos de carácter con los años. Se puede aplacar tal
vez el fuego con que se viva y sienta la pasión (entendida en sentido amplio,
no sólo de pasión sexual hablo). Pero no se difumina ni deja de existir por más
años que bañen a esa persona (¡ojo, no hablo de libido, me refiero a la pasión
con que se sientan o no las cosas!).
Controlar la ira y saberse
conducir hasta el estado emocional de ataraxia es una cualidad que no todos los
seres poseen. La resiliencia, proactividad y empatía se configuran así como
ingredientes fundamentales para llegar a ese estado de paz mental e
imperturbabilidad.
¿Se puede cambiar el curso
natural de un hecho o lo que es lo mismo el fin al que el devenir del tiempo lo
condena? Considero que sí. Por eso hoy en día hay cada vez más madres que lo
son después de los cuarenta. Cuando médicamente es a todas luces
contraproducente serlo. Mas, el devenir de los tiempos ha marcado un nuevo
reloj biológico en las féminas españolas. No tanto en las europeas pues las
ayudas a la natalidad en la mayoría de países europeos son una realidad
palpable y no efímera (una única ayuda de 2000 euros al nacer tu hijo: compras
la cuna, el carro, un par de biberones y con los pañales y botes de leche de
los primeros meses ya se te ha acabado la ayuda). Por eso, y basándonos en la realidad
empírica de este cambio en el reloj biológico de las mujeres, podemos afirmar
también que se puede luchar porque algo no se termine por consolidar con el
devenir del tiempo (ese antiguo precepto médico de no ser madre después de los
cuarenta ha quedo extinguido en España).
Si percibes en ti negatividad y
toxicidad hacia otras personas, si todo lo criticas, si todo lo ves siempre
negativo y quieres contaminar de tu basura mental al prójimo, si no puedes
alabar a nadie sino todo lo contrario te jactas criticando despectivamente a tu
prójimo: ¡ACTÚA! Detén el devenir del tiempo y los hechos o toda tu mole de
energía negativa terminará aplastándote a ti mismo/a.
Que crezca y se incremente todo
lo bueno. Que el tiempo y su acontecer acreciente lo positivo que hay en ti
anulando lo malo.
Adora el trabajo en equipo más
que el individualista, pues a esta nueva sociedad nos dirigimos: una sociedad
de cohesión y basada en el colectivo no en el individuo. Esto será lo
revolucionario y la idea que haya que defender para romper con el molde
negativo que se ha insertado en nuestra sociedad enferma de egocentrismo,
individualismo y cada vez más carente de la habilidad de trabajar en equipo. Y
esto también significa que hay que ver como nuestros los problemas de los
demás, no sólo de las personas hablo, con una visión universal de las cosas
siempre. Dejando atrás la visión local de la que adolecemos los isleños. Así,
si en cualquier país africano estallara una pandemia, ¡no creamos cual
ignorantes que no es problema nuestro! La globalización ha convertido en
problemas de todos los problemas de todos.
Asume que nadie es perfecto. Que
no tienes por qué tener ese cuerpo de infarto, esa carrera universitaria con
una nota alta de media, que a no todos/as podemos caer bien ni que tenemos que
estar siempre alegres (nos está permitido tener días de tristeza aunque la
sociedad individualista nos haya enseñado a ocultarla) adjudícate la verdad de
que en la vida todos cometemos errores y que la existencia se basa precisamente
en eso, en enmendar nuestros errores para llegar al lecho de muerte con paz en
nuestra alma.
La vida no es de color rosa ni el
amor es como el de las películas Disney. El devenir del tiempo imagino que
también habrá consolidado estas ideas preconcebidas en tu mente. Tener hijos es
lo más maravilloso del mundo, ¡sí! Pero lo que no te han contado, y con el
devenir del tiempo descubrirás, es que también tener hijos puede ser lo más
doloroso del mundo. Pues desde el minuto uno en que nacen ya no dejarás de
preocuparte, y muy en serio, ni un solo segundo por esa personita de la que
Dios te ha hecho responsable. Mas, como siempre, es innato al ser humano
olvidar lo malo por un minuto de gloria. Y es cierto que el amor hacia los
hijos es tan intenso y verdadero que compensa con creces cualquier sufrimiento
que nos puedan ocasionar.
El amor de pareja muchas veces no
es para siempre. Y de esto los abogados matrimonialitas saben mucho. También
con el devenir del tiempo se consolidará en ti el olvido de aquella quimera que
perfilaron tus sueños cuando creías que ese amor de tu vida, con quien tal vez
te casaste, tuviste hijos y luego te peleaste en los juzgados, dejaría para ti
por siempre esa estela de avinagrado sabor de boca.
Que el tiempo y su discurrir consolide
en ti todo lo bueno inherente al ser humano y que lo deleznable que hay en él
sea, revolucionariamente por ti, extinguido o reducido de manera considerable.
Yo, con 39 años, batallando
porque el devenir del tiempo no consolide los aspectos malos de mi carácter.
Ana Nayra Gorrín Navarro.
En Tenerife, a martes 21 de
agosto de 2018.