Médicos sin Fronteras: ¡GRACIAS!

Hoy quiero alzar la voz —no como grito, sino como susurro de humanidad— para agradecer profundamente a Médicos Sin Fronteras, y en especial al doctor Aitor Zabalgogeazkoa, por su labor incansable en el infierno que hoy es Gaza. Mientras el mundo gira y mira hacia otro lado, ellos permanecen. Mientras muchos callan, Aitor relata. Y mientras se derrumban hospitales como el de Jan Yunis, él y sus compañeros siguen salvando vidas con las manos temblando y el corazón intacto. Admiro hasta lo más hondo de mi alma a personas como Aitor, que pausaron sus propias vidas —sus casas, sus familias, sus rutinas— para abrazar el dolor ajeno y resistir en medio del caos. No con armas, sino con vendas. No con odio, sino con compasión. Hoy, más que nunca, quiero pedir paz. Que cese la barbarie. Que el mundo entero mire a Gaza y diga: basta. Que las guerras terminen, todas, de una vez. Que no haya más niños desangrándose entre escombros ni médicos eligiendo a quién pueden intentar salvar y a quién y...