La película, que no ha sido catalogada para todos los públicos en el resto de países salvo en España, es en primer lugar, una película para adultos/as. No apta para todos los públicos, pues los niños y niñas no van a entender, ni tienen por qué (en un ideal de sociedad sin machismo) el potente mensaje feminista (recordemos que el feminismo aboga por la igualdad de géneros, derechos, deberes, responsabilidades y libertades).
En primer lugar es una atroz crítica al patriarcado.¿Qué es el patriarcado? A estas alturas ya todos/as lo sabemos, pero por si acaso les dejo por aquí con valiosa información al respecto:
https://diccionario.cear-euskadi.org/patriarcado/#:~:text=El%20patriarcado%20es%20un%20sistema,pertenencia%20a%20determinado%20'sexo%20biol%C3%B3gico'
<< El patriarcado es un sistema de dominio institucionalizado que mantiene la subordinación e invisibilización de las mujeres y todo aquello considerado como ‘femenino’, con respecto a los varones y lo ‘masculino’, creando así una situación de desigualdad estructural basada en la pertenencia a determinado ‘sexo biológico’. Tiene su origen histórico en la familia, cuya jefatura ejerce el padre y se proyecta a todo el orden social. Esta situación se mantiene a través de regímenes, hábitos, costumbres, prácticas cotidianas, ideas, prejuicios, leyes e instituciones sociales, religiosas y políticas que definen y difunden una serie de roles a través de los cuáles se vigila, se apropia y se controla los cuerpos de las mujeres, a quienes no se les permite gozar de una completa igualdad de oportunidades y derechos.
Dado que este sistema de dominación se justifica a través del ‘sexo biológico’, el orden que impone es normalmente percibido como natural y no como una construcción social que puede ser transformada. Por lo tanto, los roles que desde el patriarcado se imponen a las mujeres por el hecho de serlo, suelen ser percibidos como fijos y no intercambiables. De la misma forma, aquellos comportamientos y preferencias sexuales que difieran de lo que es tradicionalmente atribuido a los varones y mujeres, son considerados como conductas desviadas y fuera de la norma, siendo condenadas fuertemente por todas las instituciones sociales y políticas existentes, ya que éstas actitudes ponen en tela de juicio la heterosexualidad, que es una de las bases más firmes que dan permanencia y validez a las estructuras patriarcales (ver: persecución por motivos de género).
En contraste con lo anterior, en las últimas décadas se ha demostrado que el orden impuesto por el patriarcado es un producto social transformable, puesto que ha venido siendo objeto de reconfiguración gracias a la lucha feminista y del colectivo LGTTBI, que vienen logrando el reconocimiento gradual y el respeto de los derechos que se les había negado previamente.
Sin embargo, debido a su fuerte implantación en las estructuras sociales, ciertas estructuras patriarcales persisten y adquieren gran fuerza a través de procesos e instituciones considerados como legítimos, como la globalización, el neoliberalismo económico, las empresas transnacionales, la política y el Estado moderno. Éstos expanden e implantan ciertas ideas y actitudes en la sociedad, que continúan manteniendo a las mujeres en situaciones de mayor desventaja, pobreza y exclusión, incluso en las sociedades consideradas como más “avanzadas”.
El uso de la violencia sirve para imponer y ratificar a través del miedo, el sometimiento de las mujeres, de lo femenino y de todo aquello que desafía la autoridad masculina, ocasionando graves situaciones de vulneración de derechos humanos. Esto a su vez, origina la necesidad de huida y búsqueda de protección de quienes se ven amenazadas por dicha violencia, creando la figura de persecución por motivos de género, relevante en el caso del derecho de asilo >>.
También es una crítica al capitalismo sexualizado (vinculado al patriarcado) que no es otra cosa que tratar a la mujer como un objeto de deseo y hacerle creer a la mujer que se empodera cuando es capaz de lucir su cuerpo perfecto, conforme al canon de estética que impere en el momento. En los años 50-80, revistas de todo el mundo hacían acopio de este capitalismo sexualizado y de la violencia simbólica contra la mujer. ¿Qué es la violencia simbólica?
La que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos, transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad.
Y es que hay muchos tipos de violencia hacia la mujer, tales como...
La sociedad americana en la época en que surgió la muñeca Barbie, año 1959, era muy machista, el patriarcado más atroz imperaba y embriagaba todo el sistema. En un contexto en que la mujer era la típica mujer florero: debía ser bonita, lucir perfecta, ser excelente ama de casa y cuidar a la perfección de los hijos (tener hijos y familia era el único destino posible para las niñas), la creadora de la Barbie, Ruth Handler, notó que su hija Bárbara (a quien cariñosamente llamaba Barbie) prefería jugar con muñecas de papel que representaban a mujeres adultas en lugar de las tradicionales muñecas bebé a quienes cuidar. Se dio cuenta de que su hija no tenía instinto materno para jugar sino que le atraía ser una mujer profesional e independiente. Y que para ella no había ninguna muñeca disponible en el mercado.
El 9 de marzo de 1959 salió a la venta la primera Barbie, causando inmediatamente una revolución en el mercado estadounidense. Su imagen, altamente sexualizada, causó furor en la sociedad del momento.
La primera Barbie se lanzó en la Feria del Juguete de Nueva York. Su nombre completo era Barbara (por la hija de Ruth) Millicent Roberts, y se basaba en una muñeca alemana llamada Bild Lilli, que a su vez era un personaje de cómic para adultos. Era la primera vez en la historia de las muñecas que salía al mercado un juguete destinado a las niñas (sexualización propia del patriarcado) que no era un bebé al que cuidar sino una mujer en la que inspirarse. Guapa, inteligente e independiente.
No obstante, fue todo un éxito de ventas y las primeras muñecas se agotaron rápidamente. ¡Todas las niñas querían tener una!
Era la década de 1950 y Ruth Handler era una mujer ocupada. Junto con un amigo, Harold “Matt” Matson, fundaron en 1945 una empresa que creaba marcos utilizando el nuevo material estrella de la época: el plástico. El nombre de la compañía fundía los nombres de Matt y Elliot: Mattel Creations. Más tarde, Ruth Handler y su esposo Elliot fundaron la compañía de juguetes Mattel en un taller de su garaje en el sur de California en 1945. Ruth creó la muñeca Barbie, que se lanzó en 1959.
Según la Wikipedia:
https://es.wikipedia.org/wiki/Ruth_Handler
<< Registrada al nacer como Ruth Marianna Mosko el 4 de noviembre de 1916 en Denver, Colorado, Ruth era hija de inmigrantes judíos-polacos, Ida Mosko (apellido de soltera Rubenstein) y Jacob Joseph Mosko (apellido original Moskovich).2 Durante sus estudios de secundaria conoció a Elliot Handler, quien sería su novio y más tarde su marido. Se casó en 1938 y se mudó a Los Ángeles. Su esposo decidió hacer sus muebles con dos nuevos tipos de plásticos, Lucite y Plexiglás. Ruth sugirió que comenzara a hacer esto comercialmente y comenzaron un negocio de muebles. Ruth trabajó como fuerza de ventas para el nuevo negocio, firmando contratos con Douglas Aircraft Company y otros.
Handler y su socio de negocios, Harold Matson, fundaron una empresa pequeña para fabricar marcos, le llamaron "Mattel" combinando sus nombres ("Matt" + "El" liot). Más tarde, ellos empezaron a utilizar piezas del proceso industrial para hacer muebles para casa de muñecas. Los muebles eran más provechosos que los marcos para retrato y se decidió concentrar en la fabricación de juguetes. La primera gran venta de la compañía fue el “Uka-a-doodle", un Ukelele de juguete >>.
Si bien la creadora era de origen judío. Está claro que hizo apología del supremacismo blanco, pues aún estábamos en un contexto profundamente racista y las muñecas Barbie de esa época solo eran blancas, rubias y de ojos azules (raza aria). No fue hasta el año 1980 cuando se creó la primera Barbie negra, Christie, quien aún así tenía rasgos caucásicos.
Y no nos asombremos mucho, porque no hace mucho se estrenó la última versión de La Sirenita, cuya protagonista es de raza negra, y fue todo un furor social e incluso mucha gente racista la rechazó, ¡En pleno siglo XXI! Y esta gente no sabe lo importante que es sentirse identificado con algo. Yo quiero que todas las niñas y todos los niños del mundo tenga la oportunidad de verse identificados y reflejados en los juguetes y películas de su infancia. Por tanto, ¡claro que tiene que haber muñecas y películas de todas las razas y culturas! ¡Por Dios, que estamos en el S. XXI!
Si bien, la idea inicial de su creadora, Ruth Handler, fue profundamente feminista y con el objetivo de empoderar a la mujer; las niñas recibían el mensaje poderoso de que no solo tenían que casarse y tener hijos como meta última, también era válido no casarse, no tener hijos a los que cuidar y tener la profesión que quisieran tener porque si estudiaban duro podrían ser lo que quisieran: médicos, abogadas, profesoras, cajeras de supermercado,..., ¡Lo que quisieran!
No obstante, el mercado y las reglas patriarcales del mismo, le cayeron encima y acabó haciendo una mujer estereotipada con un cuerpo perfecto que la mayoría de niñas jamás tendrían ni tendrán, pues la media femenina mundial, en cualquier grupo poblacional no es tener una talla 36 ni tener un cuerpo tan perfecto.
El plan de Barbie en la película, y de sus congéneres, es derribar el patriarcado. Y es aquí cuando la película empieza con su potente mensaje feminista revolucionario. Sin que esto suponga en ningún momento que el hombre no es importante. Es sólo que, si una mujer decide no querer tener hijos ni casarse, ese plan (en una sociedad libre del patriarcado) también es perfectamente válido.
Destacar las geniales interpretaciones, como siempre, de Ryan Gosling y de Margot Robbie. Sobre esta última leemos un dato curioso en internet: Margot Elise Robbie es una actriz y productora de cine australiana. Criada en una granja, Robbie debió trabajar desde temprana edad para ayudar a sustentar a su familia luego del abandono de su padre a muy corta edad.
También, me ha llamado poderosamente la atención que la mayoría de hombres ridiculizan y menosprecian esta película. La interpretación de Margot Robbie en Barbie no les interesa, porque es una imagen de mujer que está lejos del papel de loca fuera de control que interpretaba en Harley Quinn.
Y no es verdad que Ken no sirva para nada en la película. Barbie le da el poderoso mensaje de que no debe estar pendiente de tener una mujer guapa como pareja para poder ser alguien. Que todos/as somos libres y tenemos derecho a sentirnos plenos/as y completos/as aunque no tengamos pareja. Ya que Ken vivía solo para que Barbie le mirara, se fijara en él y fuera su novia.
Por último, decir que viendo la película entendí por qué me molesta tanto llevar tacones: yo tengo los pies cavos (primero, en mis primeros años de vida, los tuve planos y luego de llevar botas ortopédicas por siete años, me deformaron el pie a cavos), que es el motivo por el que Barbie (cuando empieza a tener defectos y a humanizarse) decide finalmente dejar a un lado sus tacones y cambiarlos por las comodísimas y monísimas sandalias rosas de la famosa marca Birkenstock y que ahora se venden como caramelos a las puertas de un colegio.
Les dejo por aquí link al respecto:
Para finalizar: ¡Claro que recomiendo que la vayan a ver! Pero no vayan con menores de edad.
¡BESOS!