Ayer por la tarde empecé mi primer período de vacaciones de este año. ¡Ya las necesitaba! Estoy agotada. La rutina del día a día es lo que más puede desgastar a uno/a: levantarse cada día a la misma hora, hacer lo mismo cada día, a la misma hora y en el mismo orden estricto y trabajar lidiando con gente, quema mucho.
La contabilidad y la gestión de Recursos Humanos (con todo lo que acarrea relativo a Prevención de Riesgos Laborales, formación de personal, psicología a ratos para escuchar de manera activa y con empatía a las personas que acuden a la oficina con miles de problemas personales y laborales),..., puede agotar la energía de cualquiera. Especialmente, a una persona con alta sensibilidad como yo. Pese a ello, me gusta mi profesión y la vivo con pasión. Yo me levanto feliz cada mañana, pensando que tengo que ir a trabajar. Además, ¡qué coño!, quiero mogollón a mi equipo y compañeros/as, a cada jefe/jefa de departamento y a cada uno/a de los/las trabajadores/as que conozco como la palma de mi mano, porque dedico esfuerzo y cariño a ello. La noche anterior a mi jornada laboral preparo mi maletín de trabajo, mi agenda y la ropita y accesorios que me voy a poner, para ir toda conjuntada de arriba a abajo: si voy de un color determinado (me gusta vestir con colores vivos y alegres), pues siempre procuro llevar los pendientes, el collar, las pulseras y los zapatos a juego. Disfruto preparándome un rico café con tostadas y desayunando a las siete de la mañana, cuando todos duermen en casa, junto a mi perro. Mientras veo las noticias de primera hora de la mañana y chequeo en mi teléfono la aplicación de EL PAÍS, periódico de tirada nacional al que estoy suscrita, para estar informada de lo que pasa en el mundo.
Luego, en mi trabajo: concentración al 100 % y multitarea constante con interrupciones también constantes (teléfono, ventanilla de cara al público, desfile diario de personal que acude a la oficina,...). Estoy a ya casi unos días de llevar 16 años en esta mi primera profesión. ¿Será la definitiva y en la que me jubilaré? Solo Dios lo sabe, porque nada de lo que yo planeé en mi veintena salió como esperaba. No obstante, he fluido con los acontecimientos y siempre he actuado siguiendo el mismo patrón: ¿Un problema? Observo, pienso y resuelvo. Nunca he perdido el tiempo preguntándome por qué a mí ni buscando culpables. Soy ariana con leona ascendencia, corazón de fuego y guerrera. Mi vida es un fluir constante de retos. Bien sean impuestos por la vida o por mí misma. Pues tengo una mente intrépida, ávida de saber. Cada año para mí no es otra cosa que un periplo temporal en el que trazarme objetivos que ir cumpliendo. Nunca me los he trazado corporales ni físicos (adelgazar, muscular mi cuerpo,...). Mi hijo sí. Yo siempre me he trazado objetivos intelectuales. Cada uno/a ha nacido para cultivar y amar algo más que otras cosas en su vida. Lo mío no ha sido lo físico ni lo material, jamás. He priorizado el alimento del alma: el intelecto,la sabiduría interior y el crecimiento espiritual. El DRISUS que llamaban los guanches, mis ancestros bereberes.
Este año me tracé el objetivo de leerme todas las novelas de Murakami en español. ¡Es mi año Murakami! Y también de titularme en el B2_2 de francés. Para ello sigo con mis clases semanales de conversación con una profesora nativa francesa por videoconferencia y ahora tengo un planning de estudio (antes de la fecha de examen) que llevar a cabo diariamente, aunque esté de vacaciones y si Dios quiere. Este objetivo, Dios mediante, se ha de materializar en septiembre en Francia, Dios mediante SIEMPRE. Esto es otro aspecto muy importante en mi vida: mi fe en Dios. A Él/Ella le hablo cada noche antes de dormir para dar gracias y para pedir por los míos. También para pedirle fuerza e inspiración para lograr mis metas. Y a él siempre encomiendo todos mis planes, sé que él es el patrón de mi barco y que nada pasa sin su voluntad. Por eso, en mí siempre Dios está al final de cada frase en la que yo involucre un proyecto personal.
En cuanto a las formaciones laborales, este año las tengo más que satisfechas. Me tracé esta ruta que aquí les dejo y que ya he finalizado, el 28 de julio:
Ahora me queda mi objetivo personal del Francés B2_2. Y luego simplemente llegar a fin de año habiéndome leído todas las novelas de Murakami publicadas en español y, algo físico, habiendo adelgazado algunos kilitos (me he propuesto perder un kilo a la semana, a ver si puedo cumplirlo). El objetivo de dejar de fumar y no volver a coger el vicio está más que superado. Y el alcohol casi lo estoy desapareciendo. Bebo sólo cuando salgo con mi grupo de amigos/as, cerveza Heineken sin alcohol o cerveza de limón (Dorada o Cruz Campo) aunque tenga un porcentaje muy bajo de alcohol y, a veces, alguna que otra 1906 (¡me encanta! Sobre todo ahora en verano, bien helada). El vino tinto me chifla, pero ahora con este calor de casi 40 grados no me conviene porque me da muchísimo más calor. Y el ritmo de mis salidas nocturnas (a bares y con mi grupito) es una vez al mes y de regreso en casa no mucho más de la 01:30 a.m. Es una norma que me tengo autoimpuesta. ¡Que una tiene que guardar el decoro y la buena compostura de una Señora! Porque eso soy yo, una Señora XXL, de la cabeza a los pies, con todo lo que ello conlleva.
Estas dos semanas de agosto no voy a salir a ninguna parte. Simplemente, voy a disfrutar de mi familia, de mi hijo, de mi perrito, de la playita linda de mi pueblo, de tomarme un cafelito con hielo (Café Doctor como le dice la gente marroquí) a media mañana con la gente de mi pueblo en el bar de la plaza, de conversar y de estar a gusto en mi medio natural, ¡Los Gigantes y mis acantilados amados!
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