Adú,
la película
El
pasado viernes 31 de enero se estrenó en las carteleras españolas la película
española “Adú”. La productora es Telecinco Cinema junto a Ikiru Films, La
Terraza Films y Un Mundo Prohibido AIE .
Por lo que estoy segura de que antes de que nos demos cuenta la tendremos por
Telecinco. Yo fui a verla el domingo 2 de febrero y, sin ser spoiler de ella, les dejo aquí una
pequeña reflexión. Créanme que el tema central de la película da para
escribir mucho más que esto que van a leer ahora (no teman, no desvelaré nada nuevo
que no puedan leer en la sinopsis de la película).
Con esta
película se ha descubierto a tres jóvenes y brillantes actores: Moustapha Oumarou y Adam Naourou,
quienes interpretan a Adú y Massa respectivamente y a Zayiddiya Disssou quien interpreta a Alika, hermana
de Adú, los tres fueron seleccionados tras varios meses de
casting en múltiples países del continente africano.
<< El propio
Salvador Calvo
(director) nos contaba antes del visionado de la película que los sucesos
contados están basados en hechos reales. Las historias le llegaron durante el
rodaje de
1898: Los últimos de
Filipinas, en Canarias. Según relata el director, había un
centro de la Comisión Española de ayuda al refugiado:
“Llegaban continuamente
pateras. Mi pareja estaba trabajando como voluntario allí mientras yo hacía la
peli, todos días nos iba contando historias absolutamente alucinantes,
espeluznantes, dramáticas y algunas apasionantes”.
Entre estas historias, se
encontraban las de dos niños, inspirando los hechos relatados en Adú: “Una de ellas era la de un
niño de 6 años que llegaba en patera con su supuesta madre y con dos hermanas”
continúa: “Al cabo de unos días descubrieron que no era hijo de esa supuesta
madre, sino que era parte de una red de tráfico de órganos y le querían desguazar.
Tenía seis años, la edad de nuestro Adú”.
La segunda historia es un niño
procedente de Somalia que “un día, le dijo a su padre que su tío le estaba
violando con sus amigos. Su padre le contestó que lo único que se le ocurría si
quería sobrevivir y para que no le matasen ni a él ni a su hijo, es que huyera
del país. Entonces atravesó todo el desierto, pasando por Libia. Era un chaval
de 14-15 años y lo único que le podía dar dinero era prostituirse. Cuando
consiguió llegar a Canarias murió a la semana siguiente de sida”
>>.
La película dura solo
118 minutos, poco tiempo teniendo en cuenta que se trata de relatar cuatro
historias que se cruzan como los destinos de sus protagonistas.
La trama se desarrolla
a un ritmo frenético, concluyendo las cuatro historias en un final poco
perfilado, desde mi punto de vista y que invita a pensar en una segunda parte
(eso espero).
Una de las historias
es la de Luis Tosar, Gonzalo, con su hija adolescente en pleno ataque de insubordinación.
Gonzalo es un activista que trabaja en un
refugio para elefantes y todo su mundo gira en torno a este objetivo. Se puede
inferir su frustración como padre derivado de la rebeldía insólita de su hija,
¡tan difícil!, y que el trabajo ha sido su amparo. ¡Cuántas veces no nos cobijamos
en el trabajo para olvidar los problemas con los que tenemos que lidiar en
casa! El hecho de que Calvo haya incluido esta historia ha sido muy criticado
por, según algunos críticos de cine, dotarle de frivolidad ante el drama humano
que viven los protagonistas infantiles. No obstante, pienso que la alerta del
planeta es tan palpable que incluir esta historia del activista medioambiental en
la trama no estaba de más.
La otra historia, no
menos controvertida, es la de los guardias civiles
en la frontera Marruecos/España. De los cinco del grupo de guardias, Mateo es
el que más buenos sentimientos y sentido de la responsabilidad para con el
prójimo, sea de la raza que sea, tiene. Y quiero pensar que un amplio
porcentaje de este gremio es así y no como los otros cuatro restantes a los que
el drama de la población de Marruecos y en general de África entera les daba
igual.
Y ahora viene la
historia que realmente es la clave de bóveda de este film: Adú, un niño de seis
años, y su hermana Alika, Ali,
junto con el guapo e inteligente Massa,
el adolescente con quien se encontrará Adú (no digo en qué situación pues
quiero que vean la película). Por favor, cuando lo hagan analicen muy bien la
figura de Massa y la importancia que tiene en esta obra cinematográfica pues es
crucial. Retrata uno de los grandes problemas de África: la desprotección de
sus menores.
Y, aunque los críticos
de cine ni la están nombrando, quiero hacerme eco de una reivindicación pues…
¿Qué pasa con la actriz que da vida a Alika? Encuentro súper machista que ni la
estén nombrando, así sea de soslayo, pues desarrolla un papel magistral y
representa a la mujer africana; siempre protectora y siendo adulta incluso
siendo niña pues cuidaba de su hermano como una madre desde el minuto uno. Estoy
muy enfadada con esto, la niña debería incluso salir en el cartel de la
película.
La cuarta historia es
la de Massa (Adam Naourou), un adolescente somalí
al que su situación personal le llevó a huir de su país, superviviente de lo
peor que le pueda pasar a un niño. La importancia de la figura de este
adolescente en la película es primordial. Máxime cuando ya sabemos que el
retrato de su vida está basado en un espeluznante hecho real. El actor me
parece guapísimo, su sonrisa colma toda la pantalla cuando aparece.
Todo esto contado en
unos escenarios magníficos, haciendo énfasis en la belleza paisajística del
continente al que geográficamente pertenecemos los/las canarios/as ¡África
tiene unos atardeceres preciosos y la película los consigue reproducir en su
máxima belleza!
Al principio, hay una
escena en la que se ven familias enteras de elefantes desplazándose en un
paisaje precioso todo verde, también hay una escena frente a la playa con Adú y
Massa ya a salvo y en la que los niños se sinceran mucho el uno con el otro donde
el decorado de la naturaleza es de una belleza apoteósica.
Pero también hay
escenas durísimas, como la del avión y otra que no te diré pero que tras verla
tú mismo/a podrás comentar aquí pues de eso se tratan estas películas y que yo
me haga eco de ellas con mis posts,
para abrir debate social. ¡Es necesario que actuemos en pro de la justicia social mundial! No puede ser gratuito tanto dolor
y tanta justicia en el mundo. ¡La gente de bien debemos alzar nuestro grito
ante las injusticias!
Esta película es
necesaria para todos/as, pero de manera especial
para quienes piensan que porque en su pueblo acojan temporalmente a niños y
niñas recién llegados en patera “ les van a entrar a robar en las casas”, “ les
van a pegar enfermedades” y un sinfín de barbaridades varias salidas de gente
sin escrúpulos ni corazón. Que olvidaron que los canarios también fuimos
refugiados y llegamos a América no en pateras pero sí en embarcaciones
ilegales. Y que si no llega a ser porque la Madre Venezuela nos acogió, nos
limpió el polvo de nuestras ropas y nos dio trabajo y comida, antes del boom turístico los canarios nos
hubiésemos extinguido en la miseria. ¡Qué rápido olvidamos lo pobres que éramos
y aún seguimos siendo mientras haya personas sin escrúpulos que no sumen sino
que resten!
Y la solución no es
abrir centros de acogida, ¡claro que no! La solución sería que no hubiera
necesidad de crearlos, pactando de una vez por todas con las naciones del mundo
para ayudar in situ a África, a
América Latina, a La India, Yemen, Palestina,…, y a tantas naciones con
penurias económicas o conflictos geopolíticos interminables, débiles ante las
mafias y la podredumbre inhumana. Pero esto no interesa.
<< ¡En perro
flaco son todo pulgas! >> , dice el refranero popular, ¡qué afligida
verdad! Triste y real como la película Adú, que pretende ser un látigo para las
conciencias y una llamada para la acción social ¡¡ya!!
Ana Nayra Gorrín
Navarro.