Nunca me regalaron nada
en la vida. Todo cuanto logré me costó esfuerzo conseguirlo. Cuando era
estudiante bachiller me costó mucho sacar todo sobresaliente y notable pero lo
hice, en ese entonces a los alumnos no nos regalaban nada ni existía siquiera
la evaluación continua. Nos lo jugábamos todo en un examen final. Luego en la
universidad tanto de lo mismo. Empecé a estudiar Derecho cuando aún no se había
instaurado en España el Plan Bolonia y mi plan de estudios era el de 1958 con
la Licenciatura que duraba 5 años y para la que cada examen de cada asignatura
suponía estudiarse mínimo dos tomos enormes como manuales.
No acabé Derecho (me
quedé en 4º) pero como contrapartida me formé con un Ciclo de Formación Superior en Gestión de Recursos Humanos y Prevención de Riesgos Laborales por la UOC (Universitat Oberta de Catalunya) que me saqué con mi hijo recién
nacido, estudiando de noche, yéndome a examinar a la Universidad Internacional
Menéndez Pelayo en Santa Cruz y a la vez conviviendo con un maltratador del que
me costó mucho sobrevivir psicológicamente. Además, me certifiqué como Técnico
Contable por el CEF (Centro de Estudios
Financieros), saqué un Secretariado Jurídico por el ISDE (Instituto Superior de
Derecho y Economía) y estudié idiomas (inglés hasta B1.2 por Oxford University y francés
por la Escuela de Lenguas de la UOC), el francés aún lo sigo estudiando por la
Escuela Oficial de Idiomas y no he cesado en mis pinitos universitarios con un
grado en Antropología sociocultural en la ULPGC del que solo escojo asignaturas
por mera curiosidad intelectual, junto a una diplomatura derivada de mi
voluntariado con mujeres víctimas de violencia de género por la Fundación Ana Bella denominado
Diplomatura de Acompañantes internacionales de Víctimas de violencia (extendido
no solo a violencia de género sino a toda clase de violencia) por la
Universidad Provincial de Córdoba, Argentina.
Nunca he parado de
esforzarme por capacitarme y formarme. ¿Por qué hablo de mí y a cuenta de qué?
Pues porque las propuestas que ha hecho públicas hace unos días el Ministerio
de Educación de que los alumnos de ESO pasen a Bachillerato aún con asignaturas
suspendidas y que obtengan el título ESO aún teniendo suspensos me parece una
aberración. ¿Qué les estamos enseñando a nuestros pequeños? ¡Qué culpa tienen
ellos/as! No podemos enseñarles que no hay que esforzarse en la vida para
conseguir las cosas pues si me dicen que me van a pagar lo mismo trabajando
como no trabajando sería de tontos hacer el mínimo esfuerzo. Aunque esto
llevado a los estudios conlleva a que individuos de 17 años digan y escriban
atrocidades como “haiga, dirte, bujero, ola quetal,…” y un largo etcétera de
aberraciones ortográficas y gramaticales. Los jóvenes siempre van a la ley del
mínimo esfuerzo y es competencia y responsabilidad de nosotros los adultos
inculcarles LA CULTURA DEL ESFUERZO. Lo contrario, la cultura de la ley del
esfuerzo mínimo y del no esfuerzo propiciará crear una cantera de lúmpenes en
el futuro. ¡Qué fáciles de manipular serán!
¡Son nuestras
generaciones venideras, no podemos castigarlas más de lo que ya el mundo lo
hace! La pandemia del Covid-19 es comparable a la Gripe Española que hundió al
mundo en una crisis global hasta bien entrados los años 30 y que precedieron a
las guerras mundiales, la destrucción de la Naturaleza con todas las
enfermedades y problemas que va a conllevar, el expolio de nuestras arcas
públicas por endeudarnos con Europa para mantener a tantas personas en ERTES
(yo incluida) y con ayudas por la situación económica actual derivada de la
pandemia… ¿Y encima sin recursos, sin formación, sin estudios, sin ni siquiera
cultura del esfuerzo aprendida? ¡Qué desvalidos/as vamos a dejar a nuestros/as
hijos/as, sobrinos/as, nietos/as! Me enerva pensar que esto está pasando, me
quita el sueño cada noche ser consciente de hacia dónde nos dirigimos.
¡POR FAVOR! Dotemos a
nuestros niños/as españoles de las armas para defenderse en el futuro, ¡¡inculquemos
la importancia de estudiar, de prepararse, de formarse y de esforzarse por
conseguir las cosas!! No se da el pescado, se enseña a pescar. Al fin y a al
cabo ya no va a haber pescado para todos/as y no sabrán ni siquiera que tienen
que pescarlo, se quedarán sentados en la orilla del mar dejándose morir y
escuchando felices a quienes les han manipulado para llegar a eso. ¡Qué feliz
es el ignorante!
Viernes 23 de octubre de 2020.
Ana Naira Gorrín Navarro.