¿RECUERDAS?

Mi amigo, mi compañero. ¿Recuerdas ocho años atrás? Tú con tu sabor de Cachapa venezolana y yo con mi sabor de guayaba canaria. Las risas y las noches de luna llena de fin de semana se entremezclaban con las obligaciones laborales tuyas y estudiantiles mías de entre semana. Cuando las fiestas populares nos servían de preludio a la más absoluta de las libertades. Cuando las risas eran una constante en nuestra presencia juntos.

Fue corto el tiempo, pero intenso. Tan intenso que aún te recuerdo con cariño. Al recordarte una sonrisa se esboza en mi rostro y mil recuerdos salpicados de estrellas juveniles, chisporroteantes, traviesas y centelleantes, llenan la imagen de mi memoria.

Aquel primer beso en frente de una playa-habitación con la luna llena por lámpara en aquél inolvidable verano.

Las noches de salsa y guaracha. Amanecer donde quisiéramos, sin preocuparnos nada. Y hay más,..., eso que tú y yo sabemos, patrimonio de nuestra intimidad.

Esa emoción intensa que sentía cuando al bailar tus brazos robustos me hacían sentir como si me elevara del suelo, como si bailara sin mis pies tocar el suelo. Esa llamarada cuando a penas tus manos rozaban mi piel. Cuando me susurrabas al oído.

Las tardes estivales de helados y agradables paseos largos. Los momentos que pasábamos tumbados mirando al cielo, compartiendo pensamientos y proyectos mientras acariciabas mi laaarga melena oscura y mi cabeza reposaba en tu hombro. ¡Qué largo llevaba el cabello antes !

También los momentos grises y tristes, cuando como una niña pequeña corría a ti con lágrimas en los ojos para contarte mi pena de turno, te telefoneaba y,..., allí estabas tú, siempre. ¿Por qué no supe apreciar eso en ti en ese momento? Tú siempre estabas allí, en lo bueno y en lo malo. " Espera, que ya mismo voy para allá ". Era siempre tu respuesta, fuera la hora que fuese. Y venías con tu colección de abrazos tan cariñosos, de manos extendidas para que me aferrara a ti y de intensas lluvias de besos. Ponías mis dos manos encima de tu mano izquierda ( mis manos son chiquitas y las tuyas demasiado grandes, cual viril que eres ) y con la derecha las cubrías y acariciabas mientras me pedías que te contara todo, con calma y paciencia. Supiste ser mi amigo, a pesar de ser amantes. Yo, con mi absurda convicción de que debía esperar a quien no debía, al trotamundos sin rumbo del que por primera vez me había enamorado, cerré la puerta a una posible felicidad junto a ti. Pero, a pesar de eso, tú supiste conservar el deseo de querer seguir siendo mi amigo. Mi amigo, mi compañero. ¿Recuerdas? Las risas, las fiestas, las noches de luna llena. El tiempo congelado en los relojes cuando bailábamos. Las tardes de cine, tus chistes malos (jaja, de lo malos que eran me reía a lágrima viva). ¿Recuerdas, chamo? No creas que he olvidado todo eso, aún perduran todos esos lindos momentos en mi memoria, supiste llenar mi mente de buenos y gratos recuerdos hacia ti, evocarte es sonreir siempre. Nunca un mal momento me hiciste pasar. Sólo felicidad me quisiste dar. Tonta de mí, no lo supe valorar. ¿Sabes? Me encantaba que me llamaras Mi Cachetona :-) No te voy a olvidar. Mi amigo, mi compañero. Fue por un casual , en una fiesta estival de pueblo , que nos conocimos , pero no será por un casual que nos perdamos en la inmensidad del tiempo, en la inmensidad de las distancias. Siempre te voy a adorar. Siempre te voy a recordar.