Es la que exhala ese carisma a raudales. A la que Barakah (suerte, en árabe), parece sonreirle constantemente de cara a los demás, aunque de puertas para adentro de su ego interno, tal vez así no sea.
Esa persona encantadora que regala siempre un buenos días y una sonrisa aunque tenga el alma rota y su corazón hecho pedazos por los giros que de la situación.
Es ese hombre o esa mujer de magnetismo desenfrenado que refleja en su rostro y en el conjunto de su persona, en todas las dimensiones posibles: biológica (la comunicación no verbal con sus gestos, su mirada, su sonrisa,..., su tono de voz, su manera de mover las manos y posicionarse), la cognitiva (con lo que plasma cuando habla, con su vocabulario y sintaxis verbal y escrita), en su dimensión conductual-relacional (comportamientos en público), y su dimensión noética (esa dimensión que muy pocas personas hoy en día se preocupan por alimentar y que se basa en ser la dimensión más noble y trascendente de la persona y la que la define en su núcleo más profundo y trascendental con los valores superiores, la responsabilidad personal para consigo mismo y los demás, el amor, el sentido existencial, la autotrascendencia).
Aquélla que tiene como axiomas básicos la empatía para con los demás y ser una persona proactiva que haga de sus derrotas, errores y fracasos en la vida la oportunidad sublime de pulirse como un diamante en bruto. Aquélla que lejos de amedrentarse por haberse caído se levanta con más fuerza, se sacude las ropas como un/a niño/a chico/a aprendiendo a caminar y sigue mirando su objetivo sin perderlo de vista, erguido y firme, aún dando tumbos, hasta llegar a él.
He conocido personas así. Altos cargos en empresas, catedráticos de Universidad, doctores ilustres. Pero también músicos de la calle, artesanos anónimos y músicos olvidados. Escritores desconocidos por todos y admirados también por todos los que los leen.
<< LO QUE CREA Y DESTRUYE RELACIONES ES LA MANERA DE DECIR LAS COSAS NO LO QUE SE DICE >> ( R.J. BECVAR )
Tus ojos son increibles. Tienen un poder de seducción bestial. Dime qué no podrán conseguir esos ojazos y esa mirada felina. La primera vez que te vi se me fue la voz del impacto... me dejaste mudo con esos ojos...
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