¡Tal día como hoy, Uno de Octubre, de hace trece años estaba aún en el paritorio! Quedaban, ahora que son las 18:40, justamente cuatro horas para dar a luz a la luz de mis ojos. Un parto natural sin anestesia, pues no me cogía la epidural, de 20 horas. Sin puntos de sutura y con una recuperación tan rápida que a la hora de dar a luz ya me estaba levantando yo sola de la cama para ir al baño ante la estupefacción de las enfermeras que asustadas corrieron a sentarme.
Después vinieron las visitas sin parar, los días de locura y de adaptación a la nueva vida, el puerperio (que en mi caso duró a penas cuatro días) y las largas noches en vela. Ya no tanto porque mi bebé se despertara cada tres horas para comer (le di pecho hasta casi los dos años por prescripción de la cultura africana de su padre) sino porque yo me deleitaba contemplando su rostro mientras dormía y me gustaba quedarme despierta velando sus sueños.
Ser Madre ha sido lo más maravilloso que me ha pasado en la vida. ¡¡GRACIAS HIJO POR SER MI MEJOR MAESTRO!!
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