Reseña sin spoiler de El buen padre de Santiago Díaz Cortés.

 



He disfrutado muchísimo con la lectura de El buen padre de Santiago Díaz. Más que un simple thriller, es una novela que atrapa por su ritmo ágil y, sobre todo, por la fuerza de sus personajes.

Quiero detenerme en la inspectora Indira Ramos, un personaje fascinante y complejo con quien me sentí muy identificada. Su obsesión por el orden y la limpieza me resultó cercana porque también convivo con ese tipo de rituales. Me vi reflejada en ella cuando comprobé su necesidad de tenerlo todo en su sitio: yo misma arrastro un TOC que me lleva a recolocar constantemente mis pulseras. La de la bandera de Canarias, con la palabra CANARIAS siempre arriba y visible, y la de amatistas, con una piedra central que quiero ver perfectamente situada en medio de mi muñeca derecha. A eso se suma el gesto de ajustar mi reloj y mi anillo para que queden alineados y rectos. Son movimientos que repito a lo largo del día, como un pequeño mantra físico, y al leer a Indira sentí que, de algún modo, no estaba sola en esa obsesión por el orden.

Además, como Rafa Nadal con sus rituales en la pista, yo también tengo los míos en el trabajo: antes de empezar la jornada necesito colocar todos mis bolígrafos, la grapadora, el quitagrapas, los folios… siempre en el mismo orden, con el entorno impecablemente limpio. Solo así siento que puedo empezar a funcionar con claridad. Me lavo las manos incontables veces al día, y no me gustan los besos al saludar: prefiero dar la mano (y, acto seguido, lavármela). Claro que sé que hay lugares donde esto es imposible porque la costumbre dicta dar dos besos al conocerse; en Madrid, incluso abrazan. Y es maravilloso, sí, aunque yo arrastre mis manías, que a veces disimulo para no parecer arisca al primer encuentro, jeje.

Otro de los personajes que más me conmovió fue Noelia, la joven estudiante. Su frescura, su sensibilidad y su manera de afrontar lo que le toca vivir me devolvieron recuerdos de mi yo universitaria.

También quiero destacar el estilo literario de Santiago Díaz: directo, ágil, sin artificios innecesarios y con la precisión de un guionista que sabe cómo mantener la tensión en cada página. Maneja a la perfección el arte de los giros inesperados y la dosificación de la información, lo que convierte la lectura en una experiencia adictiva.

El buen padre no es solo un thriller policiaco de gran calidad, sino también un viaje a las profundidades de la mente humana, a sus miedos y a los vínculos que nos definen. Detrás del caso criminal hay una reflexión sobre la justicia, los límites de la ley, la obsesión y hasta dónde puede llegar un padre por su hijo. Es una lectura que recomiendo encarecidamente: mantiene la tensión desde la primera hasta la última página, con un desenlace que deja con ganas de seguir descubriendo más de Indira. Mañana mismo comenzaré Las otras niñas.


Ana Naira (Nayra) Gorrín Navarro.

17/08/2025.

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