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viernes, 24 de noviembre de 2017

ESPERANDO LA LLUVIA...

 Como agua de mayo, pero casi en diciembre. En todo el 2017 no ha llovido en mi pueblo ni un solo día. La atmósfera, tras varios episodios de calima simultáneos, está muy sucia. Los tejados de las casas, los edificios, y todo luce lleno de arena marrón (calima acumulada). ¡¡Necesitamos que llueva, la tierra está muy seca!! Los agricultores lo agradecerán. Y yo también. ¡¡me encanta la lluvia!!




 ¿Parece que vivo en el sitio equivocado según el clima que yo adoro, no? Pues sí, pero resulta que es el mejor lugar del mundo según mi hijo y que desde que me quedé embarazada TODO en mi vida va según las necesidades, gustos y preferencias de mi hijo. No me quedan tantos años para que él sea mayor de edad, cuando esto pase y él alce el vuelo, yo volveré a ver el mundo de otro modo y a empezar a mirar un poco para mí y mis preferencias. Por ahora, en mi tiempo de crianza, me adapto a sus necesidades. Porque el tiempo se va volando y se es madre de un niño solo una vez en la vida, no más. Yo tengo claro que no quiero tener más hijos, así que disfruto a tope mis años de maternaje.






 Volviendo al tema del inicio -la necesidad de lluvia-, huelga decir que no soy la única que tiene ganas de ver llover. La rutina aburre, en general. Y la meteorológica, en particular, también causa hastío. Los seres humanos, desde el principio del tiempo, estamos programados mentalmente para luchar contra las adversidades climatológicas de cada estación (el calor del verano, las ebulliciones de la primavera, la caída de las hojas y las primeras heladas nocturnas del otoño y el irrefutable frío invernal). Si pasamos por todas las estaciones con la misma climatología, se nos duermen las neuronas. Hay estudios científicos que incluso afirman que hay paralelismo entre las enfermedades mentales y el clima de cada región.








A mí me urge cambiar de escenario y actividad con asiduidad (por eso mi necesidad de mis escapadas algún que otro fin de semana, aunque sea para el norte de la isla -¡tan diferente al sur!- y por ende también mi necesidad de pasar de los números -trabajo en contabilidad- a las letras - mi hobby es la escritura y leer libros- o de aprender un idioma nuevo: italiano -llegué hasta el A1-, francés -llegué hasta el A2 y tengo pendiente continuar estudiándolo-. inglés- llegué hasta el B1 y quiero hacerme un curso de inmersión de una semana, presencial en UK en cuanto pueda-). Físicamente no soy activa, ¡ya lo saben! Soy una mujer con sobrepeso y nada activa físicamente, no me gusta el deporte. Lo único que hago es ir a caminar con mi perro Border Collie, pero mentalmente soy muy activa y nunca ¡PERO NUNCA! puedo estar sin hacer nada. 





Ahora mismo me disponía a continuar la lectura del libro de un gran amigo, PEDRO ANTONIO SOLER MARTÍNEZ: UN GAUCHO DE ALMERÍA EN EL PUENTE DEL INCA. Ojalá este fin de semana me lo pueda acabar para publicar en mi blog su reseña. Y, Dios quiera que la tan ansiada lluvia haga acto de presencia desde esta noche para poder leer a gustito en casa junto a mi familia. 




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