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sábado, 1 de septiembre de 2018

CORAZÓN SALVAJE

Desde niña he tenido esa característica que a tantos/as incomoda: no casarme con nadie. 

Tengo infinidad de conocidos, pero amigos/as de toda la vida y/o amigos en quienes confío son muy pocos. Ese círculo estrecho de personas que sabes que pase el tiempo que pase y acontezcan los kilómetros de por medio que sean, siempre van a estar ahí en el universo de los amigos imperecederos. Pero este círculo de amigos me conocen tanto que saben que a veces necesito perderme, estirarme como un chicle, alejarme para luego retornar a buscarles con más fuerza. Tres de ellas son amigas desde la infancia, dos más amigas desde el instituto, una más de la época de convivencia en el piso universitario, seguimos sumando y añadimos uno desde el año 2008 en que me separé, viví un tiempo muy difícil en mi vida y él me arropó e insufló seguridad en mí misma. ¡Además de enseñarme a pegar puñetazos de verdad! Para quienes digan que la amistad entre un hombre y una mujer no es posible, les digo que somos el ejemplo de que sí. Aunque también es verdad que el sexo que vivimos fue insuperable. Como en la película A lot like love pero con otro final. Tampoco puedo olvidar a los amigos de la Universidad, de la Facultad de Derecho, que también, con el tiempo, pasaron a formar parte de ese círculo estrecho de amigos imperecederos. Con los años, vinieron las amigas madres, las madres de los amigos de mi hijo y también las amigas del pueblo, las que conocía incluso desde niña pero con quienes nunca entablé una amistad tan plena hasta pasados muchos años. Mis amigas inglesas (¡los beers´days fueron fastuosos!), mis amigos franceses de Los Cristianos (¡esos atardeceres en Acanto con chupitos de tequila y cigarrillos no se olvidan!), con quienes sentí el deseo de volver a estudiar idiomas para comunicarme con ellos/as en inglés y /o en francés, respectivamente. Luego vinieron mi comunidad de vecinos del edificio en que viví desde que me fui de las casa de mis padres y a quienes tanto cariño cogí (aunque alguna que otra riña hubo por medio y también algún que otro ¿amor? complicado que acabó en relación de amor-odio). Las amigas italianas del pueblo también mamás, los amigos de los clubes de lectura, los amigos de la Editorial en la que soy autora, .... Personas con quienes estrechas relaciones y acaban siendo parte de tu vida. Pero... yo si voy a una fiesta no estoy exclusivamente con un grupo solo. Me pasa como en el instituto o en la universidad en que la gente se enfadaba porque no andaba con un grupo solo sino ¡¡con todo el mundo!! ¡¡Soy así, un espíritu libre!! Y me gusta compartir con todos. Soy un libro abierto y pienso que todo el mundo es así. Me encanta hablar con todo el mundo y más si son amigos/as míos/as. Pero... Ya saben...¡¡NO ME CASO CON NADIE!!   

 Ya me lo decía mi primer amor, el indio peruano: Eres un corazón salvaje. No creo que en tu destino esté casarte jamás con nadie. Será muy difícil que encuentres a alguien que vuele a tu lado y respete tus ausencias para ir por ahí a ver que hay, confiando en que siempre vas a volver. 






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