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viernes, 21 de mayo de 2021

Mi primera lectura de mayo; “La campana de cristal ” de Sylvia Plath






Al margen de que me encanta leer literatura ambientada en New York, adentrarme en la única y tan bien vendida obra de la autora, con el aliciente de los tintes autobiográficos a lo largo de toda la obra, ha sido toda una experiencia placentera. Esther Greenwood, la protagonista, es en realidad la propia Sylvia pues todo cuanto le pasa en la obra le pasó a ella en su vida.

Si bien descubrir que la medida del sufrimiento mental humano escapa a toda métrica y que hasta la persona más inteligente y perfecta, como sin duda lo fue Sylvia, puede ser presa de una depresión o enfermedad mental no es bonito para nadie, este tema está abordado con tanta naturalidad en la obra que resultará frugal en medio de tanta belleza literaria.

El papel de las amigas en la vida de toda joven que se abre al mundo, las distintas mentalidades entre la gente de pueblo y de las de ciudad, la promiscuidad relacionada a la gente urbana, la primera gran decepción amorosa (Buddy, su primer amor),  el feminismo abriéndose paso en la sociedad y sus valores. ¡Me sentí tan identificada con la joven universitaria para quien todo era un mundo nuevo por descubrir!

El final es el que es porque es una historia autobiográfica, que sea su única novela ya daba pistas de ello. Solo me pregunto qué hubiera pasado si Esther (Sylvia) nunca hubiera aceptado esa beca de prácticas en la editorial tras haber ganado, junto a las once chicas, el concurso de escritura que les dio la oportunidad de vivir en La Gran Manzana, alojadas todas ellas en un hotel a gastos pagados. ¿Pero por qué Esther se auto-exigía tanto? ¿Complejo de impostora? ¿Autoestima tan baja como para que el miedo a no cumplir las expectativas de los demás fuera más atroz que el deseo propio de vivir? Ellas debían ser mujeres impolutas, brillantes intelectualmente, excelentes amas de casa capaces de soñar con casarse y poder dejar sus trabajos por criar a sus hijos/as, de cuerpos perfectos en trajes y atuendos de la época perfectos, siempre listas y serviciales con una sonrisa de oreja a oreja, dispuestas a aparecer en el más inmenso cartel de anuncio de cualquier marca en medio de una autopista ¡¡Qué necesario es en este mundo tener carácter fuerte y gritarle al mundo que no somos perfectas y que por ser mujeres no tenemos la mínima intención de serlo!! ¡¡Que está bien si no queremos casarnos, que está bien si no queremos tener hijos o si queremos tenerlos solas, que está bien todo lo que decidamos motu propio!! ¡¡Cuántas mujeres norteamericanas se suicidaron en América en este tiempo!! Las terapias de los especialistas, “para más inri”, no eran las que desarrollan ahora (usaban el electroshock que aún las empeoraba más).

Una lectura para hacer introspección acerca de la evolución del rol de la mujer en la sociedad y de la importancia de mantener la salud mental y lo fácil que puede llegar a ser perderla.

Ana Nayra Gorrín Navarro. 

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