Libro ganador de
Euskadi de Plata 2018 y Libro del año por el Gremio de Libreros de Madrid 2017,
tan lleno de humor, inteligencia y honestidad que conecta profundamente con
nuestra propia experiencia de las relaciones familiares.
«Vivian Gornick
escribió esta maravilla, ya un clásico para mí que acabo de leerlo, hace 30
años. Yo lo he sentido en mi presente, lo he introducido en mi vida íntima,
para entenderla y para entenderme un poco mejor. Cierro el libro y me descubro
con lágrimas en los ojos, conmocionada por una verdad que no por ser dura es
contada con menos belleza».
Elvira Lindo, El País,
5 de julio de 2018.
«Elegido como el
libro de 2017 por el Gremio de Libreros de Madrid, relata el camino a la
madurez de su propia autora. En él están presentes muchas mujeres que responden
a las preguntas sobre el amor, la familia y los hijos, los recuerdos de una
niñez en el Bronx, y las discuciones sobre la vida con una madre ya anciana».
Relatos y Cuentos,
Revista Semana, julio de 2018.
Isa Calderón
Peces Barba (sí, sobrina del ilustre jurista D. Gregorio Peces Barba, mis
compis de Derecho recordarán su manual en Derecho Constitucional) retrata muy
bien la sinopsis y crítica de este libro en este post en Youtube
Isa
Calderón ha venido a hablar de tu libro: 'Apegos feroces' |Librotea - YouTube
‘Apegos feroces’ es una
obra autobiográfica de la escritora neoyorquina de origen judío y ucraniano
Vivian Gornick, obra publicada por primera vez en NY en 1987 cuando ya la
autora llevaba diez años de activismo feminista ejercido a través de su pluma
como escritora y periodista. La novela comienza con una humorística conversación entre mujeres judías, en el
rellano de un edificio del Bronx neoyorquino, y, enseguida, el relato resulta
ser la relación de amor/odio entre una madre y una hija (que se llama Vivian
pues es la propia autora). << Nuestras
broncas hacían saltar la pintura de las paredes, resquebrajarse el linóleo de
los suelos y temblar los cristales de las ventanas >>.
Continuamente
me retrotrae a la relación con mi propia madre, creo que esto nos pasará a
muchas mujeres que leemos el libro, ¡el inevitable vacío de comprensión y
aceptación causado por la brecha generacional! Distancia que va en aumento
cuando su joven hija va a la universidad y se reafirma como mujer intelectual,
independiente y libre.
<<¿Qué estás diciendo? […] En esta casa
todos hablamos el mismo idioma. ¡Háblalo tú también! >>, gritaba la
madre a la joven universitaria a la que cada vez entendía menos, ya no solo por
el vacío generacional sino por la brecha intelectual entre ambas.
La
madre desea que la hija ascienda en la escala social, pero no mucho más que
para pasar del Bronx obrero al Bronx de clase media, con una buena boda judía,
pero no soporta que la joven Vivian se aleje de su esfera de influencia y
crezca lo suficiente para liberarse del todo. He aquí el denominado
síndrome de la Mamá Gallina para quien nada de lo que hagan sus hijos/as por motu
proprio estará bien si no pasa su censura y validación previa y, sobre
todo, nunca estará bien que sus hijos/as vivan, trabajen o respiren lejos de
ella, ¡¡nunca lejos del cobijo de su ala!!
Igualmente,
no soporta que su hija no conciba su vida sin un marido. Ella había enviudado
muy joven y se había prometido a sí misma guardarle el luto a su marido difunto,
vivir en la amargura total, de negro y en negro total, por el vacío que le dejó
la ausencia de su marido y matrimonio. Unión que tampoco la hizo feliz mientras
duró, pero era lo que tocaba según los ideales en los que fue educada (una
mujer no puede vivir sin un hombre).
¡Y
le sale una hija que no solo no vive sin un hombre sino que va de una relación
a otra con uno u otro hombre! Contagiada también del pesimismo existencial
femenino de su madre tampoco logra disfrutar al cien por cien de estas
relaciones y pienso que es la propia Vivian quien las boicotea. O,…, ¿por qué
no?, tal vez su estado de felicidad residiera en no tener pareja sino en
precisamente eso, pasar de una relación a otra, ¿por qué no iba a ser esta una
opción válida para una mujer del S. XX (1987, recordemos)? Ella solamente
soñaba con ser escritora, no esposa ni madre. Por más que esto le hiciera
enloquecer a su madre pues no entendía cómo una mujer podía osar a no pretender
casarse ni tener hijos.
Esto
que parece un debate lejano está aún muy presente en la sociedad. Si una mujer
decide no querer casarse o no tener pareja estable siempre tendrá que
enfrentarse al cuestionamiento continuo de por qué, siempre tendrá que dar
explicaciones o al menos se le pedirán. Ni digamos si también decide no tener
hijos o tenerlos siendo madre soltera.
En
cuanto al estilo literario de Gornick, disfruté mucho de su lectura. Tanto que
ya me he descargado en el Kindle ‘Mirarse de frente’ y seguramente
leeré más de esta autora. Tiene en su estilo narrativo un rastro de Sylvia
Plath que me encanta y que aún mejora con la sagacidad de quien rompe los
convencionalismos.
Sin
duda alguna es una lectura que recomiendo, especialmente para entender la insalvable
brecha generacional que une casi siempre a padres/madres e hijos/as. Máxime
cuando está ambientada en NY y casi puedes sentirte transitando las calles del
Bronx, sentir el olor de la tierra mojada y verte a ti misma saboreando un sándwich de pastrami, bagels
o falafels en cualquier puesto ambulante
de comida judía de sus transitadas calles.
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