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miércoles, 25 de agosto de 2021

Última semana de agosto

 Aunque mi hijo no quiera que acabe el verano, yo lo estoy deseando. Entiendo que él ame el verano más que cualquier otra estación del año; está libre de rutinas y obligaciones de asistir a clase y cumplir horarios, va cada día a la playa con sus amigos/as y solo tiene que pensar, como adolescente, en divertirse, etcétera.

Yo a su edad también pensaba como él. Con el tiempo dejó de gustarme ir a la playa o a las piscinas, me empezó a molestar exponerme al sol (migrañas, quemaduras solares severas pues tengo la piel demasiado blanca, me molesta la arena y un sinfín de handicaps). Prefiero ir por la sombrita, sentarme en una terraza cuando ya ha caído el sol, saborear un buen vinito y tabla de quesos y frutos secos en buena compañía con una buena conversación como aliño y música en directo como suele haber en la terrazas de mi bello pueblo. 

No obstante, el verano ya casi toca a su fin y en nada comienzan las clases. Nayar las suyas y yo las mías (ya saben que soy la eterna estudiante pues siempre estoy metida en algún proyecto académico, esta vez francés en la Escuela de Idiomas). Y pronto me verán con mi maletín Stilord lleno a reventar con los libros, los cuadernos, el portátil ( no olviden que sigo escribiendo, aunque mi quinta novela aún no se haya publicado está en proceso en manos de una editorial y ahora estoy metida en el proceso creativo de otro proyecto literario). 

 Así luce mi maletín en período académico.

Hoy he tenido la buena noticia de que el Hotel Laguna Nivaria, mi casa en La Laguna, vuelve a abrir sus puertas. Algo que me ha hecho inmensamente feliz pues me encanta alojarme en él cuando, algún que otro fin de semana, me pierdo en las calles de mi ciudad canaria favorita. Y así, con la motivación del fin de semana, la semana laboral  pasa más rápido o al menos tendré la panacea de mi refugio lagunero como descanso. 


 Mi casa en La Laguna. 

Mi adorada ciudad invernal.

 Plaza del Adelantado. 

 Mis adoquines laguneros benditos.

 La Laguna en invierno. 


Una madre sola debe saber recargar sus pilas para volver a sus responsabilidades repostada de paciencia, amor, ternura y entrega. Y mi vida está centrada en mi hijo, mi trabajo, mi familia, mis amigos/as y mi pasión por la literatura, el cine y el arte en general. Sé que aunque ahora mi trabajo de hormiguita en la literatura no sea reconocido llegará un momento en que haya dejado un legado en forma de libros y eso, para las personas correctas, será algo grande. 


 Yo, agosto de 2021. 







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