He de empezar diciendo que de esta
autora ya me había leído ‘Apegos feroces’ en el mes de junio de este año,
lectura que me encantó y a la que llegué por recomendación de ‘Deforme Semanal Ideal Total’, un
programa de podcasts de Spotify que hace muy buenas recomendaciones literarias,
de películas y series, de música y en general culturales. Les dejo por aquí
link a lo que escribí en mi blog tras la lectura de ‘Apegos feroces’
Como siempre empiezo preguntándome quién
es la autora y por qué escribe. En internet encuentro un artículo de mi
periódico favorito, EL PAÍS, en el que la retrata muy bien. Por aquí el link:
Vivian Gornick:
“Estar sola es una postura política” | EL PAÍS Semanal | EL PAÍS (elpais.com)
¡Es increíble cómo pese a que esta
escritora escribe desde los años 70 es ahora cuando le alcanza la fama, casi al
final de su vida! No obstante, ojalá todos los escritores/todas las escritoras
puedan ver reconocida su labor en vida como le ha sucedido a ella.
Vivian retrata su experiencia personal
en ‘Mirarse de frente’ y cómo se vio en los años 70 con treinta y cinco años,
divorciada y considerada una escritora con un estilo demasiado agresivo para
ser apreciada como buena, tratada de bicho raro, narra magistralmente la manera
en la que, al igual que Arthur Koestler cuando descubrió el marxismo, ella se
quedó encandilada por las ideas setenteras de la liberación de la mujer. Sintiendo
la alegría de la política revolucionaria, quedando una y otra vez en
restaurantes, salones de lectura y pisos de mujeres intelectuales de Nueva York
por el mero placer de elaborar el discernimiento y repetir el análisis. Fue
este el tiempo en que se percató de que tener un hombre en su vida ya no era ni
iba a ser nunca más una prioridad, de que podía ser perfectamente feliz y
sentirse muy completa sin un marido. De hecho, llegó a la contundente conclusión de que estaba
mejor sin un marido que la esclavizara. Para
ella lo único verdaderamente importante pasó a ser su profesión, la revolución
feminista y escribir. Aunque la idea del amor romántico que la sociedad y su
madre le habían inculcado a fuego en su mente hacía mella en su día a día y
tenía que cargar con esa loza diariamente pues acosaba su psique como un fantasma
recurrente. La cosa fue a peor cuando llegaron los años 80 pues el feminismo
experimentó una caída y pérdida de fuerza brutal que la hicieron sentirse muy
sola.
Cuando Vivian era universitaria trabajó
de camarera en un circuito de hoteles ubicado en los denominados <<Alpes
judíos>> (recordemos que la autora es de origen judío), las montañas
Catskills. En Wikipedia leemos: << Las Catskills son muy conocidas en la cultura estadounidense, tanto por
ser el marco de muchas pinturas de la Escuela
del río Hudson del siglo XIX como por ser el destino
favorito para los turistas urbanos de la Ciudad de Nueva York en la mitad del
siglo XX. Los muchos grandes complejos vacacionales de la región dieron a
innumerables jóvenes cómicos en vivo una oportunidad para perfeccionar su oficio —la
película Dirty dancing está ambientada en uno
de estos complejos turísticos—. Además, las Catskills han sido durante tiempo
un refugio para artistas, músicos y escritores, especialmente en y alrededor de
los pueblos de Woodstock y Phoenicia>>.
Y es así
como descubrimos a la camarera de bar que posteriormente se convertiría en una
escritora de fama mundial; ¡nuestra Vivian! Este mensaje va para todas las
mujeres camareras de la hostelería que he conocido a lo largo de mis catorce
años como administrativa en un hotel, ¡¡nunca dejen de perseguir sus sueños!!
Hoy son camareras, pero mañana puede que la fama mundial les esté esperando por
destacar en aquello que siempre soñaron ejercer.
Claro que
Vivian tuvo como segundo jefe, el primero la despidió porque consideró que no
servía de camarera, a un chico joven de veintinueve años que trabajaba los
inviernos en correos y los veranos en el hotel y que le enseñó con paciente
entrega todo cuanto sabía, convirtiéndola en una excelente camarera. Como ella
lo define en la novela, era un astuto vagamundo, un buscavidas, un auténtico
<<ratón de monte>>.
Desde el
punto de vista narrativo Gornick rezuma elegancia literaria y sus novelas
enganchan desde las primeras páginas, he tardado tres días en leerme este,
aunque en papel tiene 156 páginas y en digital (dado el tipo de letra que yo
uso) 300 páginas, lo he leído en digital.
Pienso que la lectura de sus novelas es
atemporal y necesaria para cualquier persona de nuestro siglo, tanto para
hombres (nuevas masculinidades) como mujeres liberadas del rol de género que el
patriarcado les ha impuesto durante siglos.
Lunes, 20
de septiembre de 2021.
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