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jueves, 14 de abril de 2022

Mamá, tengo ganas de llorar…




Corría el año 2010, mi hijo tenía 5 añitos y nos dirigíamos en nuestro coche a su colegio de Infantil, el CEIP José Esquivel. Mi hijo iba detrás en su sillita y yo conduciendo, sonaba un CD de música infantil que le ponía cada mañana rumbo al colegio.

En esa época vivíamos con miedo. Me separé en 2008 por violencia de género y desde abril 2008 en que me separé hasta octubre 2011 nuestras vidas fueron un calvario pues mi ex se saltaba todas las órdenes de alejamiento. En el coche iba (y sigo yendo) c on los seguros puestos y las ventanas abiertas solo hasta la mitad (nunca enteras), incluso en determinados momentos en que detengo mi coche estando en ruta(pues aún hoy en día sigo con ese reflejo) las subo y pongo el aire acondicionado.

Este fin de semana hablaba con una amiga, no sé por qué salió el tema de conversación sobre mi pasado y ella muy enfadada me decía que debía olvidar todo. Está olvidado, pero es bueno que de vez en cuando verbalice lo que pasé.

Esto que escribo hoy lo traigo a colación porque anoche discutí con mi hijo, por una bobería típica entre adolescentes y madres/padres. Esa edad en la que creen que son adultos y quieren actuar como tales, pero no lo son aún.  Ese desafío a la autoridad constante al que nos someten los hijos a ciertas edades y que tan agotador puede llegar a ser. Anoche tuve uno de esos momentos de bajona que a veces tenemos, especialmente quienes afrontamos la maternidad/paternidad en solitario (aún no habiéndolo planeado nunca, pues siempre digo que es muy diferente haber tomado la decisión de ser madre soltera a tener que acabar siéndolo porque tu proyecto de vida y familia se quebró o lo quebró otra persona que al final n resultó ser quien parecía ser).

Anoche le reprochaba a mi hijo no ser maduro, no ponerse en mi piel. Y esta mañana al despertarme no he podido evitar sentir la culpa típica con la que siempre cargamos las madres tras echar la bronca a nuestros hijos (aunque son necesarias para educar) recordando una escena que aconteció cuando mi hijo tenía 5 años y con la que he comenzado, sin desarrollar, este post. Voy a narrarla porque sin duda alguna se me quedó grabada a fuego en la memoria para siempre, pese a lo mucho que me cuesta hablar o escribir sobre todo esto:

·         En la carretera apareció mi ex con un coche prestado de un amigo, probablemente venía de amanecidas pues el coche iba haciendo zigzags y él iba insultando a todo el mundo con la música puesta a tope. De copiloto iba su amigo, quien gesticulaba advirtiéndole que no se saliera de la carretera. Al vernos embistió su coche a toda velocidad contra el nuestro. Yo aceleré y cogí un desvío pero en la rotonda hubo un momento en que casi echa su coche encima del mío. Puse la música infantil a tope para que mi hijo no escuchara todas las barbaridades y crueldades que me decía. A la altura de correos él se desvió y yo me apresuré a llegar al colegio, entré rápido hasta dirección donde pedí nos cobijaran hasta la hora de entrada. No obstante, lo que me había dejado helada no había sido solo este feo acontecimiento sino lo que, de camino al colegio en el coche, me dijo mi hijo:

·          - <<¡Mamá, mamá, baja la música que quiero decirte algo!>>

·         - Sí, cariño, dime…

·         << Mira,…., vi a Abá (le miré por el espejo retrovisor interior, sus ojos brillaban a punto de llorar y mi corazón se rompía, una vez más, en mil pedazos), tengo ganas de llorar pero no lo voy a hacer porque tú ahora necesitas fuerza. Vamos al colegio y cuando le veas no le mires y vete corriendo a casa por favor >>.

Mi hijo con cinco años me habló como si fuera un hombre de cincuenta años. ¿Cómo no va a ser capaz de ser maduro y de ponerse en mi piel? ¡Si lo lleva haciendo desde que nació!

A todas las mujeres  y niños/as que hayan vivido violencia de género y sean supervivientes de ella. Y a las que aún no han dado el paso de intentar superarlo y darles una mejor vida a sus hijos/as  y a sí mismas.

 

Teléfono gratuito de atención a víctimas de violencia de género, teléfono que no deja huella en factura: 016

¡No están solos/as!

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