OPINIÓN SIN SPOILER:
He acabado de leer Atlas de geografía humana, una novela de Almudena Grandes publicada por primera vez en 1998 y que se desarrolla en mi adorada Madrid.
Como siempre pasa cuando una mujer destaca en cualquier ámbito, tiene muchos detractores que la acusan de cosas tan dispares como que cocina sus obras con demasiada glucosa, que hace un uso excesivo y burdo de escenas y palabrejas explícitamente sexuales, que se pasa con los adverbios, que sus argumentos son aburridos y sus personajes poco creíbles, que es un rollo leer sus párrafos interminables describiendo cosas poco trascendentales para la trama, etc.
Sus seguidores/as, entre quienes me incluyo, en cambio, la vemos como a una persona que escribe muy bien, ¡es una excelente escritora!, que indaga como nadie en los vericuetos del alma humana. Especialmente del alma femenina, entregada sin remedio al amor, al drama, a las dudas y a las inseguridades.
Para mí Almudena Grandes tiene un estilo narrativo muy personal y de alta calidad. Plasma en él una gran sensibilidad (al carajo con femenina o masculina: tiene una gran sensibilidad y ésta, pienso, no tiene género) para bucear en la fibra sensible del ser humano y llenar páginas gracias a ella, me gustan sus artículos y coincido con ella en casi todo su imaginario.
Los personajes de la novela están cincelados y matizados de forma loable. Narra la historia de cuatro mujeres que rondan los cuarenta. Todas trabajan para una editorial que les encarga que preparen un Atlas de geografía mundial en fascículos. Le añaden lo de “humana” tras varias discusiones para distinguirlo de otra obra parecida. Y éste es el hilo del que tira Grandes para tejer toda la novela, que le llevó cuatro años, y que relata el Atlas existencial de cuatro vidas femeninas dispares y parecidas a la vez (motivo por el cual su título me parece muy acertado). Así: Rosa, atractiva, casada y con hijos, en mitad de una crisis de mediana edad; Marisa, la que parece la menos agraciada de las cuatro, desgraciada en el amor y el que me pareció el personaje más interesante; la fuerte y decidida Fran, jefa del grupo y más vulnerable y femenina de lo que parece, y Ana, similar a Rosa (guapa y con éxito entre los hombres), pero también en mitad de un momento crucial de su vida. No en vano, tanto Ana como sus compañeras, se encuentran en esa edad en la que es inevitable hacerse a uno/a mismo/a una durísima evaluación y calibrar si uno/una tiene lo que hay que tener para darse una última oportunidad de moverse en pro de sus anhelos más íntimos.
¿Y tú? Llegado/a a la mediana edad, ¿tendrías los ovarios/los huevos de cambiar el curso de tu vida porque te has dado cuenta de que no estás viviendo la vida que querías?
OPINIÓN CON SPOILER:
Pinceladas de los personajes:
Marisa, soltera, vive sola. Con la peculiaridad de que es tartamuda y tenía la convicción de que escuchaba a su casa respirar (algo que entiendo, porque la de mis padres también respira, suspira y, a veces, se queja). No le gusta su imagen. Se ve a sí misma fea y poca cosa, pero de vez en cuando se arregla y se va a los bares de los hoteles de cinco estrellas. Porque dice que en ellos siempre hay gente interesante y ese hábito le hace sentirse mejor consigo misma.
Marisa termina por tener un lío en su trabajo, con Foro. Un hombre mucho mayor que ella y que no es para nada su hombre ideal. De hecho, parece avergonzarse de él. Motivo por el que mantiene, en un primer momento, su relación en secreto.
No obstante, Foro acaba siendo con ella un hombre encantador y al final termina por enamorar a Marisa. Quién acaba haciendo oficial su relación con Foro y encontrando la felicidad.
Rosa, coordinadora de producción en la editorial y madre de dos pequeños llamados Clara y Javier, es también una mujer insatisfecha con su vida privada y marital. Su marido es otro padre ausente que carga todo el peso de la casa, los niños y todas las tareas domésticas y de cuidados en los hombros de su mujer. Muy típico de la masculinidad tóxica de los años 80 en que fue escrita esta novela. Rosa acaba por ser infiel a su marido con Nacho, un joven apuesto y mujeriego. Quién acaba por hacerle ghosting en la primera cita, pero luego reaparece. Aunque no está interesado en una relación sentimental con Rosa, sólo en sexo. Y ella piensa que quiere más de él. Aunque en realidad lo que desea es aferrarse a otra relación para tener el coraje de divorciarse de su marido. Algo que acaba haciendo, al margen del fracaso de su relación con Nacho.
Ana Hernández Peña, diseñadora y directora gráfica, divorciada de Félix Larrea (que había sido su profesor). Se casó muy joven, con 18 años, en contra de la opinión de toda su familia. Su ex la ninguneaba y ella, prácticamente, fue madre soltera criando a su hija ella sola. Es el personaje con el que más me sentí identificada. Aunque el personaje que más me sedujo, por la contundencia de su construcción literaria, es el personaje de Marisa.
La madre de Ana no paraba de echarle en cara su soltería elegida. No aceptaba que una mujer escogiera estar soltera. Sin embargo, Ana había elegido su soltería después del divorcio traumático con el padre de su hija, de 16 años, quien había escogido vivir en París con su padre.
Ana acaba enredada con Javier, un hombre casado. Quien termina por enamorarse de ella y deja a su mujer para iniciar una relación con Ana.
Fran, casada pero infeliz porque su marido, Martín, le es infiel y ya no están enamorados el uno del otro. Pide ayuda psicológica, haciendo terapia de psicoanálisis, porque se encuentra mal consigo misma.
Fran tenía una amiga, Marina, quien enferma de cáncer y que acaba falleciendo. Hecho que traumatizó mucho a Fran.
Fran se queda embarazada. ¡Sí, a los 40! Y así se reaviva la llama con su marido. De quien se reenamora como la primera vez. Y, contra todo pronóstico, acaba volviendo a ser feliz en su matrimonio.
Las cuatro, como ya dije en la sección sin spoiler, están en plena crisis de los 40. Y se cuestionan qué han hecho con sus vidas. Si, estando en el punto en el que están, tienen las vidas que deseaban tener. También, las cuatro parecen convergen en un único punto satisfactorio; están felices con sus trabajos en la editorial del Grupo Comillas y usan sus vidas profesionales como vía de escape de sus infelices vidas privadas, hasta que logran encauzarlas.
Lo más trascendental de la trama es que entre las cuatro se teje una amistad muy especial con un vínculo muy fuerte y bonito. Y que acaba siendo la verdadera tabla de salvación de sus vidas.
Como anécdota, decir que me llamó mucho la atención que se comunicaran por emails entre las amigas. Algo así como hablar por WhatsApp hoy en día.
Es una novela que no es amena, seamos sinceros/as, es un tocho, pero tiene una riqueza narrativa tan preciosa y enorme que merece la pena perderse entre sus casi 600 páginas.
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