En un día soleado
de diferentes y alegres matices moteado,
lanzando al viento el Grito Guanche jamás olvidado.
Las cadenas de quien sufre, la música ha tornado
en atroz fuerza que a su pecho ha llegado.
La libertad en ese pecho se ha posado,
en su palpitar de paz y amor, nunca indefenso,
ese pecho el Espíritu de Él ha albergado.
Espíritu compartido que a través de su música ha viajado.
Sobre el lomo de un caballo, galopa ya a campo abierto
¡cabellos al viento! La felicidad de su sonrisa; perpetua en su rostro.
Nunca nadie encadenarla pudo, ¡porque pertenecía al viento!
¡Y era viento! En un día soleado, de alegres matices moteado.
La cocina de especias árabes, jaula que atrás ha quedado.
La mirada al suelo, impuesta, de la que ya ha renegado.
El velo , que sus ojos tapaba, su amigo viento lejos se ha llevado.
Y, lejos, en El Mar, su Espíritu libre el maldito burka ya ha ahogado.
Cerca, en su pecho, el grito libre jamás olvidado.
You are the Wind!!! Woman Wind, you only belong to the Wind, don´t forget it!!
ResponderEliminarMamita Andina
ResponderEliminarQue tienes en tu rostro mamita andina,
con esos ojos llenos de amaneceres
al rocio de las noches cristalinas.
Que tiene su vocecita de tanta ternura,
al encanto matinal de las esperanzas de nuestros pueblos.
No sucumbes fácil al encandilado sufrir que tortura
Lo q a otros nos desmorona al frio suelo,
si no con tu sonrisa,
alumbras toda la oscuridad y la injusticia
q siempre de la nada te acecha.
Con una inquebrantable fe en un “Papá Dios”,
aun mas fuerte del que los conquistadores nos la heredaron…
era aun mas fe q la propia Pachamamac .
Tus hijos son el amor mas puro que el agua cristalina
de tus montes que te miran, con el frio del altiplano
encausado a tu figura de amor sumergida ,
el mas fraterno,
el mas profundo
que faltan palabras simples para describir….
Esa vocecita llena de tanto amor,
es la que cantaba a un niño
que en su espalda de madre llevaba con dolor,
para lavar la ropa y los sueños
que se forjaban en sus hombros,
cantando unas melodías de una patria oprimida,
con limitaciones…pero donde después de todo,
se halló la verdadera felicidad,
la que nunca mas se pudo hallar…
la de los Andes, con su aire tan fresco
y su cielo tan azul que cantaba al compás
de la mayor felicidad de la mamita andina...
aquella sencilla, que era tener en sus brazos a su hijo,
con su majestuosa determinación;
la mas grande a pesar de la pobreza extrema,
pero forjando la historia de un pueblo
que nunca se dió por vencido,
porque los niños aun los mas pobres,
algunos son los mas queridos que el mismo amor.
Fernando Mena Cruz