La amada playa de mi pueblo natal. La que contempló mis primeros pasos, y aún más importante, los de mi hijo.
En su suave arena negra quedaron enterrados todas las confesiones entre mis amigas adolescentes,risas,intercambios de primeras percepciones y emociones, más risas...
Atardeceres de introspección ante un buen libro y la vista perdida al horizonte. Ese bello horizonte que escudriñaban mis pupilas. El mismo horizonte ante el que mis ancestros guanches dirigían sus rezos. La misma playa donde mis aborígenes hacían hogueras y danzaban junto al fuego, tirando al mar flores blancas y fruta fresca en honor a Atguayaxiraxi (nuestra Madre Naturaleza).
Es mi pueblo, LOS GIGANTES. Es mi playa, LOS GUÍOS.
En su arena quedaron las huellas de los pies chiquitos de mi hijo aprendiendo a caminar. Esa arena que curtió los pasos de mi hijo en su etapa de bebé. Rollizo y gran bebé mi hijo, acunado por los Acantilados de mi alma y la mejor de las nanas: El susurro del Mar en calma de la Playa de Los Guíos.
Cierro mis ojos y, por muy lejos que me encuentre, siempre te evoco, mi playa amada.
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