Que son pocos en la vida de otros/as, pero muchos/as en la vida de algunos/as.
Si miro (ahora con perspectiva) hacia atrás, me doy cuenta de que lo más grande de mi vida vino sin haberlo programado, aunque sí deseado mucho. En primer lugar, mi hijo (me habían dicho los ginecólogos que no podría ser madre por mis ovarios poliquísticos). En segundo lugar, mi empleo actual (al que llegué para hacer una sustitución de unos tres meses, en principio…). En tercer lugar, mis novelas publicadas y, en último lugar por ahora, la felicidad y el sentimiento de persona realizada y feliz consigo misma que late fuerte en mi pecho en mis días actuales.
Hoy estoy de aniversario laboral. Algo que en otras culturas se celebra igual o más que un aniversario de cumpleaños en la vida de una persona. Porque… ¿Qué otra cosa puede haber más importante en la vida de alguien que el trabajo con que se gana su vida?
Mi hijo tenía dos años y quince días cuando le dejé por primera vez en la guardería Canguro de Puerto de Santiago para yo ir a trabajar. Iba y venía cada día caminando desde Los Gigantes a Puerto de Santiago (en esa época aún no me había comprado el coche), empujando su carrito de bebé yo sola. No sé cómo podía subir la pendiente de salida de Los Gigantes cada día. Cuando miro atrás y veo todo lo que pasé yo sola... En fin... Por fortuna Dios me hizo fuerte.
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