No es fácil, en medio de un océano lleno de olas y cambios en las mareas, literal y geográficamente.
Mucha gente me dice que escriba la historia de mi vida, que es toda una novela. Sin embargo, yo cuando escribo me inyecto dosis de fantasía que me ayudan a sobrellevar lo duro de mi realidad y, por ahora, no está en mis planes escribir mi biografía, que ojalá pueda escribirla cuando quiera.
Ahora mismo estoy viviendo un período extraño, no lo voy a tildar de complicado, porque realmente estoy en líos desde los 24 años. Con períodos de falsos descansos en medio, pues jamás dejé de estar alerta. ¡Qué pena que la bondad de mi corazón de 24 años se haya topado con tanta crueldad! Porque yo nunca vi (sigo sin ver) distintas razas, problemas con ser de distintas culturas y lugares de nacimiento. Yo solamente veo personas, sigo negándome a poner etiquetas a la gente en base a su lugar de nacimiento o tono de piel. Y en esto he educado a mi hijo. En que el amor es el único motor que mueve el mundo. Y nuestro mundo está tan contaminado de odio, rencores y guerras que precisa gente buena que viva sus vidas simples desde la magnanimidad que dan la humildad, la sencillez y la bondad.
Rompí todos los patrones de mi árbol genealógico: rompí las reglas, fui insurgente, rompí con el racismo, rompí con muchos patrones machistas, me tildaron de oveja negra por eso. Y, seguramente, la intranquilidad y falta de sosiego en la que vivo mis días sea mi peaje. Hasta que mi cuerpo y mente aguanten... Porque, matemáticamente, no puede haber un mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista.
A mi hijo le enseño a que explore el mundo, que conozca gente de todas las culturas y que dialogue con gente de todas las edades, pero que mantenga su círculo íntimo muy pequeño y selecto. El mundo es un libro abierto ¡en el que aprender tantas cosas lindas! No obstante, también están presentes las malas: las drogas, la avaricia por el dinero fácil que lleva a gente normal a meterse, por ejemplo, en negocios ilegales y altamente destructivos para el ser humano, la perversión sexual en la que viven tantas personas enganchadas al sexo y que hacen pivotar todas sus rutinas diarias en torno a su adicción, tan peligrosa como cualquier otra, el ser vago/a y no tener disciplina alguna en tu vida. Un trabajo estable siempre te dará esa disciplina que todos/as precisamos. "Trabajar dignifica a las personas", ya lo dijo el padre del Comunismo, Karl Marx. ¡Y cuánta razón tenía!
La lección más grande que he aprendido después de cumplir los 40 es que hay muchas personas tóxicas que nos intoxican. Y lo verdaderamente importante es elegir bien tus amistades, verás que serán muy pocas, crear tu círculo de amistades verdaderas y mantener ese círculo pequeñito, bien cuidado y eterno. Y si alguien se pierde y ya le has intentado ayudar varias veces en el pasado, ¡tienes que soltarlo! Sacarlo de tu círculo pequeño. Si no, minará tu bienestar mental y físico.
Les dejo por aquí este vídeo sobre ello...
Y yo, por ahora, me centraré en mantener la calma y seguir con mi vida y obligaciones. Si logro esto, ya estaré logrando todo.
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