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viernes, 21 de junio de 2024

Unos días en el País Vasco

 Como siempre que puedo (he de decir que por lo general compro los billetes y pago el hotel con bastante antelación para asegurarme un buen precio, además de que ahorro lo que recaudo de la venta de mis libros durante todo un año antes para poderme permitir estas escapadas anuales), me he dado una escapada de turismo cultural. No todo es color de rosa, porque me he venido con algo que me sobraba bastante, la verdad, ya les contaré al final. 


Me quedé en el Petit Palace Arana de Bilbao, un hotel de tres estrellas en régimen de desayuno incluido, situado en pleno casco viejo de Bilbao. Suelo alojarme en este tipo de hoteles urbanos. 


Ya había pagado con anticipación y vía Booking el taxi que me recogería en el aeropuerto a mi llegada. Me recogió un chico de mi edad, llamado Mikel, un chico muy simpático y sociable que me fue relatando durante todo el trayecto dónde nos encontrábamos e iba contando todo lo que sabía de la historia de Bilbao. Se dio una anécdota muy graciosa y es que el chico al ver que venía de Tenerife se había imaginado (tópicos a la vista) una chica morenita. Y me soltó un:

- Pero... ¿Y tú eres canaria? ¡














 Esta leche de soja no la he visto en Tenerife y estaba riquísima.

El colosal Teatro Arriaga por dentro, uno de los más bonitos que he podido visitar. 


































































































Si eres más blanca que yo! Yo me había imaginado una chica medio mulata ( 😂).

- Pues no, siento decepcionarte Mikel, pero en Canarias estamos muy mezcladitos, y yo tengo un alto porcentaje de íbera, así que soy blanquita como cualquier peninsular más. 

- ¡No, no! Si no me decepcionas, pero la verdad es que es increíble cómo tenemos clichés ya en la mente. (Dijo mirándome fijamente por el espejo retrovisor interior). 

Me dejó su teléfono, que me pasó por WhatsApp (en Booking tienes que dejar tu número de teléfono al taxista para encontrarte cuando llegues al aeropuerto). Y me dijo que si me pasaba cualquier cosa no dudara en llamarle, súper servicial y acogedor el muchacho. 

Llegué a Bilbao ya casi de noche, después de un largo vuelo (directo desde Tenerife Norte a Bilbao) de más de cuatro horas. Por fortuna sólo tuve un retraso, en este vuelo, de diez minutos. Más adelante les contaré la odisea para volver a Tenerife ayer.

 Volé a Bilbao con Vueling (aunque lo compré en Iberia) VY3261 salimos de Tenerife norte a las 15:25 y aterrizamos en Bilbao a 19:30. 

La ruta del avión: Tenerife, Gran Canaria, Gran Canaria a ciudad de Faro en Portugal, de ahí a Madrid, de Madrid a Vitoria y de Vitoria (Álava) a Bilbao (Vizcaya). Llegando a Bilbao, pasamos por turbulencias, a las 19:00 hora local. Y aquí me acojoné un poquito, la verdad. Una DANA ubicada en la península me iba a complicar un poco los vuelos de este viaje. 

Tuve asiento XXL, pedí un cappuccino que a mí me sabía a chocolate quemado (más adelante volveremos a este sabor) y un muffins de vainilla y pepitas de chocolate. Porque sólo había almorzado un bocata pequeño de jamón y queso en el aeropuerto (sin café, pedí una botella de agua, pero me la dejé atrás olvidada en una silla del aeropuerto). He de confesar que se me cierra un poco el estómago antes de coger un avión. Y también que me tengo que tomar un Fortasec antes de salir de casa, no falla. 

En la puerta de embarque (puerta B26) de Tenerife Norte me encontré con Blanca, la profesora de Ashotel que nos ha dado cursos en el hotel. Ella volaba a Madrid y de ahí a Menorca. Fue tan dulce que me regaló una de sus bellas pulseras, una con un pececito y bolitas de color marfil y espero que haya tenido buen vuelo y feliz estancia en la isla balear.

El martes 18 de junio visité:

1) El museo Guggenheim. 

2) La basílica de Nuestra Señora de Begoña.

3) El museo de Bellas Artes de Bilbao y el interior del Teatro Arriaga, que lo tenía justo en frente del Hotel donde me alojaba.

4) La Catedral de Santiago de Bilbao, de estilo gótico, aunque la torre y fachada es de estilo neogótico.

5)  Y me pateé todo el casco viejo (7 calles), comí unos pintxos locales y un exquisito vermut súper bien preparado. En uno de los bares conocí a un camarero argentino súper zalamero que enseguida me preguntó si era venezolana (fue el tópico de este viaje, todo el mundo me preguntaba si era venezolana). 

Supuestamente, este martes tenía que coger una guagua a San Sebastián y luego tomar otra que me trajera de regreso a Bilbao casi de noche, pero estaba tan rendida que pasé de visitar Guipúzcoa, me queda pendiente para la otra ocasión (así tengo la excusa para volver al País Vasco). Llegué exhausta a la habitación. Ya desde este día me empecé a sentir "medio rarita" (muy cansada), pero lo achaqué al vuelo largo del día anterior y a los cambios tan bruscos de clima, pues en Bilbao lo mismo hacía sol que se te encapotaba todo el cielo, se metía un frío del copón y llovía a cántaros. Y yo no vine con ropa de invierno, en realidad fui demasiado fresquita, con una simple chaqueta vaquera y ropa ejecutiva con tela muy fresca.

El miércoles 19 de junio ya me levanté sin apetito (algo rarísimo en mí) y con un gusto extraño en la boca (algo que me mosqueó un poco, sentía todo el tiempo sabor a chocolate quemado en la boca y empecé a pensar que el cappuccino que me ofrecieron en el avión estaría, tal vez, caducado). No obstante, mi espíritu explorador pudo más y, con ojos vidriosos y sintiéndome muy cansada, visité:

6) Azkuna Zentroa, antiguo almacén de vino que hoy en día es un centro cultural precioso. De camino a él conocí a una escritora local, una chica bilbaína llamada Esther Albarrán y que tenía un puestito en la calle vendiendo sus libros. ¿Saben a qué precio vendía in situ su primera novela? ¡A tres euros! ¡Qué penurias pasamos las escritoras! Le dejé mi tarjeta de escritora, ella me dejó la suya y estuvimos conversando un ratito súper agradable. ¡Me encantó conocerte, Esther! Si vienes a Tenerife, ya sabes que me tienes que avisar para tomarnos algo juntas y enseñarte mi maravilloso pueblo, Acantilado de Los Gigantes. 

7) Iglesia de San Antón (San Antonio Abad), aparece retratada en el escudo de la villa.

8) Archanda; el monte de Archanda al que se accede en un simpático funicular y que tiene un mirador bestial de la ciudad.

9) Iglesia de San Nicolás, de estilo barroco en la plaza San Nicolás del casco viejo y que alberga una importante colección de esculturas de Juan de Mena.

10) Euskal Museoa Bilbao Museo Vasco. Museo de armas, cultura pastoril y cultura bilbaína (esos hombres del norte fuertes y dispuestos siempre a todo). 


El euskera es la lengua más antigua del continente europeo y que aún se habla, lengua viva. No se parece a ninguna de las lenguas habladas en España, es absolutamente única y genuina.

Los paisajes del País Vasco son agrestes, es una tierra muy montañosa, muy verde,  y preciosa. Como linda es su gente; amable, sociables y serviciales.

Dicho todo lo bueno, ahora viene que en el vuelo de ayer con Iberia de Bilbao a Madrid y de Madrid a Tenerife Sur sufrí retrasos de hasta cuatro y cinco horas en sendos vuelos. Fue un infierno. Sobre todo porque estando en Madrid Barajas me subió la fiebre y nos hacían caminar de punta a punta la terminal 4 cambiando todo el tiempo de puerta de embarque y hora de salida, fue una auténtica pesadilla por la que ya he puesto la correspondiente reclamación. Lo siento, pero lo pasé fatal. 

En Madrid Barajas me encontré con María, una chica de Los Gigantes, su pareja y el hijo de ambos. Y para mi sorpresa, dentro del avión, en business (porque hay más espacio para mi cuerpo enorme), me encontré con un ex novio hindú de Los Cristianos (creo que el chico más guapo que ha pasado por mi vida; alto, moreno, educado, bueno y súper elegante, tuvimos un romance cuando yo tenía 22 años y él 26, cuando éramos unos pipiolos). Él viajaba solo por cuestión de negocios y estuvimos conversando un ratito, aunque yo me encontraba tan mal que le pedí que me disculpara porque iba a intentar dormir un poco (imposible, me sentía asfixiada y la fiebre y el dolor de cabeza no me daban tregua). ¡Qué mal lo pasé para regresar a Tenerife, Dios! Al bajarnos del avión, me pidió el teléfono, pero quise no dárselo. ¿Para qué? Tuve claro por qué lo dejamos, soy súper radical con estos temas y él vivía para trabajar (literalmente, de lunes a domingo), un esclavo total de su tienda (herencia de su padre, él es de padre hindú y madre canaria aunque todo en él es hindú, hasta su religión y modo de vivir la vida). Yo trabajo para vivir, no vivo para trabajar y tampoco iba a convertirme al hinduismo como pretendió cuando teníamos yo 22 y él 26, somos absolutamente incompatibles. Aunque es paradójico todo, porque durante muchos años me estuve acordando de él, muchos años después de mi divorcio en 2008 y siempre quise saber qué había sido de él. Pues mira... La vida me lo puso en un vuelo y yo pasé literalmente de él porque me encontraba fatal. ¡Paradojas de la vida! 

Y, para colmo, hoy me he hecho un test de Covid y gripes y he dado positivo en COVID (segunda vez que me enfermo, la primera en diciembre de 2021, y eso que tengo las tres vacunas). Me encuentro fatal, me duele todo el tiempo la cabeza, tengo fiebre alta cada seis horas y lo  peor es el dolor de oídos, de riñones y la asfixia continua (¡no puedo respirar bien!). Tengo cita con mi médico de cabecera esta tarde. A ver...

Ahora les dejo con fotos y vídeos del viaje. ¡Espero que las disfruten! Yo con este viaje ya habré estado en todas las Comunidades Autónomas de España. En Inglaterra, Portugal y Francia. ¡Me queda toda Europa por descubrir! Jeje...














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