Como un Guerrero de otro tiempo que extendiera su mano a una paisana abatida, tirada en el suelo, pisoteada, sin autoestima, noqueada por las circunstancias del maltrato psíquico y físico. Paralizada por el miedo, destruida.
Y ...¡LO CONSEGUISTE! Me insuflaste toda la fuerza de los mil guerreros aborígenes canarios que habitan en tu pecho. Haciendo gala de tu nombre, ¡TINGUARO! Guerrero guanche de otro tiempo y de ahora. A través de ti, desde Gran Canaria, Tinguaro el hijo del Gran Mencey, sigue haciendo vibrar su espíritu guerrero.
Como un Ser de luz que llegara enviado por Dios para poner luz en mis ojos ciegos.
Me enamoré un poco de ti. De tus ojos claros, de tu risa limpia. Me agarré de tu brazo y subí a la cima. Desde donde todo se vio de otra manera.
Y, empecé a acostumbrarme a tu presencia y a sentirme escoltada por tu alma indómita.
TINGUARO HERNÁNDEZ FRANCHY, MENSEY.
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