Tenía pendiente este post desde ayer día 26 de julio de 2023. Porque debo un infinito agradecimiento a mis padres, los abuelos maternos de mi hijo Abel Nayar. A quienes debo que yo pudiera salir a trabajar desde mis 26 años, año en que colgué definitivamente la posibilidad de llevar toga y abandoné mi carrera en Derecho. El mismo en que, con el corazón encogido y, por qué no decirlo, sintiéndome mala madre sólo por salir a trabajar, tenía que delegar el cuidado de mi hijo cuando era un bebé, entre la guardería y ellos. ¡Benditos abuelos!¡Infinitas gracias!
En mi infancia, los recuerdos que tejieron mis abuelos en mí se convirtieron en mi fortaleza en momentos de tristeza en mi vida adulta. Los abuelos/las abuelas son muy importantes en la vida de un ser humano.
Desde este pequeñito rincón del universo, quiero dar las gracias a los míos, allá en el Cielo. Por todo el amor y la sabiduría que me transmitieron. Y a los de mi hijo, mis padres, por estar siempre y por todo lo que han hecho por nosotros, mi hijo y yo.
Gracias por ser cobijo, plato caliente, techo, atención. Gracias por ser amor, escucha y comprensión.
Gracias por habernos dado la vida a mis hermanos y a mí, gracias por cuidar a quienes nosotros hemos traído a la vida. Nayar, Sofía, Carla y Lucía.
Por cada mesa llena en cumpleaños, navidades y Fin de año. Y porque nos duren muchísimos años más esas reuniones familiares en que parecemos una escena de la famosa serie de televisión 'Los Gipsy kings'. Y es que, teniendo nuestros defectos y, a veces, desencuentros y descontentos, a familia unida no nos gana nadie.
¡¡FELIZ DÍA DE LOS ABUELOS, JUAN Y TRINI!!
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