De lo salvaje y lo
humano.
François Truffaut dirigió en 1971 la película “El niño salvaje”
(L' Enfant sauvage, en su título original). En la que un médico se hace cargo
de un niño que fue encontrado por casualidad en un bosque francés (basado en una
historia real), viviendo con una manada de lobos como un animal salvaje más. Se
concluyó que los lobos le salvaron la vida siendo bebé (no se sabe cómo llegó
allí) y lo adoptaron y cuidaron como un cachorro más de la manada. El niño
creció creyéndose lobo y al ser descubierto por el ser humano fue llevado a
este médico. Pues, obviamente, el niño caminaba a cuatro patas, no hablaba y se
comportaba como un lobo salvaje.
El caso es que el médico, para valorar su
evolución y la definición de su carácter humano, le sometió a una injusta
prueba. Si el niño se rebelaba y se enfrentaba a él, quería decir que el niño
comenzaba a tener características de humano: con sentido de la justicia y protesta
en consecución. Efectivamente, el niño mordió al médico en señal de protesta y
el médico quedó, por primera vez en su vida, satisfecho de que le hubiera
agredido, porque significaba esto que comenzaba a despertar al humano que había
en él.
Las revueltas universitarias a lo largo y ancho del mundo me ratifican que los/las universitarios/as del mundo se han despertado y, al fin, no son simples autómatas conectados a un teléfono móvil o pantalla, sino HUMANOS/AS con espíritu crítico y sentido de la justicia. Porque el genocidio que se está perpetrando en Palestina con la mirada cómplice del mundo entero no podía pasar desapercibido para esas mentes jóvenes universitarias, ¡tan humanas! Porque el pueblo palestino no tiene culpa de las acciones de Hamás ni de las acciones de ningún grupo terrorista. Y, sobre todo, porque en pleno año 2024 las guerras donde muera población civil y, sobre todo, niños/as, no tienen cabida.
Ser perra, la canción de Rigoberta Bandini,
habla también muy bien de esto de protestar y rebelarse. Habla de las mujeres a
las que la sociedad cavernícola llama perras, por ser mujeres que no se callan,
que son reivindicativas y luchadoras incansables por la igualdad real y la justicia
social. De las mujeres humanas, a las que paradójicamente tratan de insultar
llamándolas perras. O, como reivindica nuestra eurovisiva Nebulossa, a quien
veremos actuar en Malmö, Suecia, en la segunda semifinal de Eurovisión, este
jueves 9 de mayo (mañana), también se las llama zorras. Perdón, se nos llama,
porque he vivido en mis propias carnes, tanto el insulto perra como el insulto
zorra. Por parte de machistas que viven en las cavernas y la sola presencia de
una mujer con estudios superiores les incomoda y pone tan nerviosos que tienen
la necesidad extrema de insultarla e intentar anularla. Sin darse cuenta de que
a las mujeres de nuestra calaña se nos da más fuerza, porque estamos hechas para
la batalla y la guerra. Sin parar hasta conseguir un mundo más justo, más leal,
más humano, para todos/as/es.
Así que no te calles antes las injusticias, rebélate,
sé humano/a. Eso sí, siempre desde la educación, la no violencia y la inteligencia
emocional.
Ana Naira Gorrín Navarro.
08/05/2024.
Genial querida❤️ aportando tu granito para mover conciencias 👍🏼
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