Síntesis de la
lectura “Antropología y desarrollo, de Escobar”. Unidad 3.
En Wikipedia leemos: <<Arturo
Escobar, antropólogo colombiano, se doctoró en Estados Unidos y es profesor en
la Universidad de Carolina del Norte, pero trabaja mucho en Colombia,
especialmente con comunidades negras. Vive a caballo entre Norteamérica y
Colombia. Es uno de los mayores especialistas mundiales en antropología del
desarrollo, pero también ha estudiado los movimientos sociales, el diseño, las
transiciones civilizatorias y la ecología política>>.
En este artículo nos habla de la
evolución de la antropología y del concepto de desarrollo.
En primer lugar, se tendría que
matizar sobre las posibilidades de la cooperación al desarrollo para solventar
los problemas del mundo. Y se debe distinguir las intenciones de la cooperación
de sus prácticas. Mucha gente que trabaja desde Europa con América Latina tiene
muy buenas intenciones y desea realmente mejorar las condiciones de las
poblaciones pobres y explotadas de esta zona. Pero la mayor parte de la
cooperación no consigue impactar sobre los problemas más graves de los
latinoamericanos.
La primera parte del artículo
analiza el trabajo de los antropólogos que trabajan en el campo autodefinido de
“antropología para el desarrollo”- es decir, tanto aquéllos que trabajan dentro
de las instituciones par el fomento del desarrollo como en los Departamentos de
Antropología preparando a los alumnos que habrán de trabajar como antropólogos
en los proyectos de desarrollo.
La segunda parte esboza una
crítica del desarrollo y de la antropología para el desarrollo tal como se
viene elaborando desde finales de los ochenta por parte de un número creciente
de antropólogos inspirados en teorías y metodologías postestructuralistas; nos
referimos a esta crítica con la expresión “antropología del desarrollo”.
Los expertos empezaron a aceptar
que los pobres – especialmente los pobres de las zonas rurales- debían
participar activamente en los programas si se pretendía alcanzar algún
resultado positivo. De lo que se trataba era de dar prioridad a la gente. Los proyectos
debían tener contenido social y ser culturalmente adecuados.
Actuando como intermediarios
culturales entre aquéllos que diseñan e implementan el desarrollo, por un lado,
y las comunidades por otro; recabando la sabiduría y los puntos de vista
locales; situando las comunidades y los proyectos locales en contextos más
amplios de economía política; considerando la cultura desde un punto de vista
holístico. Todas estas contribuciones antropológicas se consideran importantes
por no decir esenciales dentro del proceso de desarrollo.
Conclusión:
Es evidente que hay muchos tipos
de cooperación. Así; la cooperación al desarrollo, la más clásica; la
cooperación a la justicia social, que coincidiría con lo que hacen
organizaciones como Intermón Oxfam, que pretenden un desarrollo alternativo; y
finalmente, lo que Escobar llama “cooperación para las transiciones
civilizatorias”, la opción más radical y la que Escobar, desde una visión
latinoamericana crítica, cree que se debería reorientar toda la cooperación. Ya
no se trata de buscar un modelo de desarrollo alternativo, sino de encontrar
alternativas al desarrollo, desde el principio de solidaridad mundial.
Para que la antropología cumpla
con su papel debe replantearse en profundidad su compromiso con el mundo del
desarrollo. Debe identificar aquellos casos en que se manifiesta la diferencia
de un modo socialmente significativo y que puedan actuar como puntos de apoyo
para la articulación de alternativas, y debe también sacar a la luz los marcos
locales de producción de culturas y de identidades, de prácticas económicas y
ecológicas, que no cesan de emerger en comunidades de todo el mundo.
Ana Naira Gorrín Navarro.
Sábado, 2 de marzo de 2024.
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