Hoy me he despertado un poco alterada, anoche me desperté de madrugada con una pesadilla de mi trabajo y ya no pude dormir más. Me terminé de ver la película “No mires atrás” de Netflix que había dejado a la mitad por haberme dejado dormir a las 22:30 mientras la veía, luego me puse a ver tonterías en Instagram y Pinterest y me dieron las cuatro de la madrugada sin dormir. Escuché a mi hijo hablando por teléfono desde su habitación, le llamé, hablé un ratito con él y luego ya me tranquilicé y dejé dormir hasta las diez y media de la mañana.
Sí, sí, … duermo mal pero un montón.
Mi cuerpo está agotado y muy debilitado. Imaginen que desde septiembre había dejado la dieta, quise darme un descanso de tres meses pues ya estaba agobiada de ella. Y en este tiempo había engordado desde 96 kilos hasta 102, ¡otra vez! L Pero estos días la COVID me ha hecho ponerme (me acabo de pesar) en 99 kilos de nuevo. ¡Es increíble lo devastador que es este bicho en el organismo! Otra cosa que he notado es la piel súper seca y tirante y una gran caída de pelo (en la cabeza y en todos lados) y eso que yo tengo mogollón de pelo (en la cabeza y en todos lados, ji,ji), ¡menos mal porque si no me quedaría calva con la gran cantidad de pelo que se me está cayendo!
La COVID me ha dado el empujón para volver a la dieta. Lo primero que haga, aparte de volver a mi oficina y ponerme manos a la obra con los días acumulados que tengo, será ir al supermercado a comprar todo lo necesario para la dieta termogénica que es mi preferida de todas las que seguí con la nutriocionista. Volveré al caldo de apio, perejil y puerro e iré con mi botella verde de litro y medio a todos lados bebiéndolo a sorbos pequeños durante todo el día. Volveré a mis desayunos de café y cereales sin azúcar unos días, otros días galletas de agua con jamón cocido y otros tantos dos tostaditas pequeñas de pan integral con un chorrito de aceite de oliva virgen acompañado todo siempre de mi cafelito en taza grande, un café alemán con solo una pastillita de sacarina. Para el almuerzo en el hotel tendré que llevarme un tupper con mi comida de dieta y, aunque coma en el comedor de personal, me llevaré mi propia comida dietética. ¡No tengo más remedio! Tal vez algún día que haya salmón (al final he aprendido a amar este pescado) o algo que pueda comer en la dieta pase de mi tupper y me sirva del bufet de personal, de resto siempre iré con mi tupper.
Este 2022 tengo dos objetivos nítidos en mi mente, uno es sacarme el B1_1 de francés (las clases acaban en mayo así que me quedan solo cinco meses por delante de duro sacrificio por las tardes) y el otro es perder otros 23 kilos para llegar a mis deseados 76 kilos de aquí a diciembre 2022. ¡Soy de esas personas que necesita marcarse metas, alcanzarlas y luego trazarse otras nuevas!
En cuanto a mi soltería, ¡no pienso cambiarla! He tenido por ahí varias propuestas de empezar a salir y conocernos, pero me pongo a pensar en todo lo que he pasado con mis relaciones de pareja y lo bien que he estado siempre cuando he estado soltera que… ¡A la mierda, soltera se vive mejor!
Para mis vacaciones 2022 le prometí algo a mi hijo, un viaje, y esa es la ilusión que mantengo para este año venidero, ¡ojalá poder realizarlo y configurar más recuerdos hermosos en la mente de mi hijo, que bastante mal lo hemos pasado en estos años, como todo el mundo!
Estoy esperando a que el sol se ponga piconcito para salir un ratito a la terraza de los perros para coger sol junto a mi Mak (Braco es muy suyo y no es nada cariñoso). Procuro no tener mucho contacto físico con ellos para no contagiarles, pero ellos se alegran mucho de que simplemente esté con ellos a su lado cogiendo sol. ¡Porque ellos cogen sol cada mañana! La Naturaleza es sabia, hasta mi perro que es un perro de la nieve y tiene mogollón de capas de pelo se pone a coger sol pues sabe que necesita vitamina D y serotonina para estar sano y bien. ¿Por qué no le he imitado en todo este tiempo en que siempre he huido del sol? Solo 25 minutos al día son necesarios para mantener los niveles necesarios.
Ahora mismo mientras escribo esto estoy en frente de mi libro de ejercicios de francés B1_1, los hago a ratitos, a la vez estoy escuchando en Spotify un canal de cómicos franceses (Montreux Comedy Edition Audio), luego pondré Radio France en el canal “L’humour d’Inter” y me bebo a sorbitos una infusión de tomillo calentita que, según mi padre, es buena para combatir la COVID. On y va!
<< Un día más es un día menos>>.
¡Feliz “Boxing day” a todos/as! Por ahora los ingleses no se han dejado notar por mi calle, dentro de unas horitas abrirá el Bar Bamboo, imagino, y entonces será cuando se escuchen sus carcajadas y villancicos a voz en grito (¿o no?).
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