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domingo, 5 de febrero de 2023

Culpabilizar siempre a la madre

 Culpabilizar siempre a la madre


Es propio del sistema patriarcal y machista, por ende, culpabilizar de todo a la madre e ignorarla cuando hay éxitos en algo. Para acosar y derribar siempre están prestos, pero para felicitar jamás.

Cuando encima eres madre soltera, y no porque lo hubieras elegido tú, sino porque elegiste a un mal padre y la vida te colocó en esa posición: La carga se triplica, y digo triplica porque se carga con el peso de la responsabilidad de una madre, el peso de la responsabilidad de un padre y encima el peso de la responsabilidad de lo que los demás piensan constantemente de ti, juzgándote todo el tiempo sin piedad y apuntándote con su dedo acusador cuando el hijo o la hija en cuestión toma caminos que no nos gustan a nadie. Y él/ella está en su derecho a equivocarse, pero no debería serlo a costa del sufrimiento de una madre sola que ha sobrepuesto siempre el bienestar del hijo/de la hija al suyo propio.

¿La responsabilidad? No, no hablo de la responsabilidad, esta claro que es siempre mía y la asumo como madre/padre dos en uno. Te estoy hablando de la culpa, eso que se arrastra, que pesa, que se vuelve un lastre, que te acompaña en todas las angustias, todas las mañanas y todas las noches. Las culpas que fueron, las que son y las que serán, están todas ahí, solo para mí.

¿Pecho o biberón? Da igual, es culpa tuya. ¿Colecho o cuna? Es culpa tuya. ¡Ah! Que ahora resulta que no quiere hacer bachillerato sino Formación Profesional, ¡la culpa es tuya! La culpa, la culpa. ¿La oyes? Está ahí, para ti, es un regalo, un legado. Eres madre y te toca la culpa. ¿No lo sabías? Pues ya lo sabes.

Estoy cansada, tengo el alma hecha jirones, no aguantaré un golpe bajo más. Que a mis 43 años aún no he podido reconstruir mi vida del huracán que destrozó todo lo que en ella tenía y que cada vez que lo intento me doy de bruces contra una muralla que ya me parece infranqueable. Tengo alas, pero las sigo teniendo atadas y no puedo alzar el vuelo. Qué duro es acompañar hasta la edad adulta a alguien que aún no tiene su mente madura, pero la vida le pone en la dicotomía de serlo. ¡No quiero sufrir más, ya no puedo!




En Los Gigantes, a domingo 5 de febrero de 2023.

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